jueves, 24 de mayo de 2018


FIESTA DE JESÚS SUMO Y ETERNO SACERDOTE

Al llegar esta fiesta siempre me resuenan dos palabras: Envío y Misión. Es decir enviados para una misión. Palabras que vienen a definir tanto el Orden sacerdotal como a todos los cristianos bautizados. Todos los bautizados fuimos enviados para una misión particular. Una misión que define nuestro ser: ser sacerdotes, profetas y reyes. Jesús es el verdadero Sumo y Eterno sacerdote que no quiso apropiarse la gloria de ser sumo sacerdote sino que la ofreció de una vez por todas como el sacrificio de nuestra salvación.

Todos los bautizados hemos sido llamados en nuestra debilidad no porque lo mereciéramos. Es por eso esta llamada se basa en la total dedicación al Señor y el reconocimiento propio de nuestra flaqueza humana.

 Permitidme centrar mi reflexión en la llamada al Orden Sacerdotal. Igual que a todos los bautizados sabemos que nuestros hermanos sacerdotes, no son llamados porque se lo merecen sino porque Dios lo quiso. Desde la iglesia primitiva según el libro de los hechos de los apóstoles 6,6, se realizaba la ordenación con la imposición de manos sobre los elegidos. Momento de un nuevo nacimiento a una nueva relación con Dios, es decir, ruptura con lo antes vivido para abrirse a la vida que mana desde lo alto. Esto es esa calidad de vida que alimenta y fecunda, que acompaña y compadece, que completa su ser amando sin reservarse nada para sí, dedicándose por entero a los hombres y mujeres actuales. La invocación del Espíritu Santo sobre ellos será pues para capacitarlos para la misión confiada ya que no se efectúa con la propia fuerza sino por la acción de Dios Espíritu en ellos.

Ser sacerdote pues es ser anunciador y predicador de la palabra divina. Es ser maestro de la fe. Misión que requiere una fidelidad suma para llegar a ser espejos de lo que transmiten a los demás, a los fieles. Hombres que como Jesús de Nazaret transmiten ternura y misericordia, perdón, compasión y comprensión. En una palabra, hombres que sepan en cada momento acercar el amor de Dios Padre en su misma densidad y calidad a las personas. Hombres que divinizados por el Espíritu Santo derrochan sus dones por doquier. ¡Qué preciosidad y qué significativa las palabras del Obispo al entregarles el pan y el vino en la ordenación! Les dice << Recibe la ofrenda del pueblo santo para presentarla a Dios, considera lo que realizas e imita lo que conmemoras, y conforma tu vida con el misterio de la cruz de Cristo>> ¡No es poco el compromiso! Es decir el modelo es Cristo. Un modelo para toda la existencia. Es aquí hermanos y hermanas que los sacerdotes se convierten en pan. Es su entrega como trigo selecto y molido se convierte en pan que alimenta, un alimento universal. Imitar a Cristo victima sacrificada para nuestra salvación. El horizonte como de todo bautizado ha de ser Cristo. Entregar la vida incluso arriesgarla como lo hizo Él en favor de la humanidad universal.

Hermanos y hermanas no es fácil extender las manos sobre la ofrenda para que el Espíritu Santo los transforme en Cuerpo y Sangre de Cristo. Esto que contemplamos con nuestros ojos por los menos corporales diariamente implica comprometerse e introducirse en la Pasión de Cristo. Es conformarse e implicarte todo entero con la persona de Cristo. Cristo es el Camino y Cristo es la Meta y todo lo que se encuentra fuera de este marco es servirse a sí mismo. Dios los llama en la persona de Cristo pero no para acapararlos sino para abrirlos un horizonte más amplio, para ser intermediarios de sus elegidos.
Es mucho más lo que implica esta fiesta y es mucho más lo que ha de ser un sacerdote o un bautizado. Por eso es tan sumamente imprescindible apoyarnos unos a otros con la oración y la fidelidad cotidiana. Pedir por la iglesia, por nuestro papa Francisco, por todos los presbíteros y por todos los bautizados que algún día Dios nos envió a ser sacerdotes, profetas y reyes para que día a día demos fiel testimonio de la llamada de Cristo. Sostenernos diariamente para poder llevar acabo el sueño de Dios sobre cada persona. Conformarnos con la Persona de Cristo espejo y ejemplo de todo consagrado y de todo cristiano.

Felicito desde este pueblo de Belalcázar y de parte de todas a todos nuestros hermanos sacerdotes por la labor que realizan en medio del pueblo santo. Por ofrecernos a Cristo y a su Reino. También los animo en el seguimiento diario a Cristo con todo lo que conlleva asegurándolos nuestra fiel entrega por todos vosotros y por toda la humanidad.

Paz y bien a todos.



domingo, 20 de mayo de 2018

DOMINGO DE PENTECOSTES


DOMINGO DE PENTECOSTES
La unión consumada
El libro de los Hechos de los apóstoles nos cuenta el acontecimiento de Pentecostés con todo detalle: a saber lo que oyeron, lo que vieron y lo que sintieron. En esta experiencia la mano poderosa de Dios actuó en ellos y así también la reacción externa que se produjo en muchos que de todas partes del mundo  habían ido a Jerusalén y pudieron contemplar aquel acontecimiento. En él Dios quiso dar a entender la presencia del Espíritu Santo haciéndolos hablar en todas las lenguas a aquellos que lo recibieron. Hoy sin embargo este misterio sigue cumpliéndose en la iglesia universal extendida por toda la tierra que en sus diversas lenguas continua dando a conocer las maravillas de Dios.


En aquel acontecimiento pascual  una fuerza divina inundó sus corazones haciéndolos capaces de anunciar la Buena Nueva en distintas lenguas. Dios los vistió con su belleza y majestad como nos dice el salmo. Aquellos hombres miedosos, asustados, cobardes y rudos se llenaron de una fuerza misteriosa y saliendo de su cobardía y encerramiento gritaron a todas las naciones (en distintas lenguas) las maravillas de Dios. Fueron renovados, iluminados, fueron santificados. Aquellos hombres encorvados fueron enderezados y sin titubear proclamaron la Buena Noticia. El Espíritu Santo prometido bajo el impulso de Dios y en nombre de Cristo según lo había dicho, bajó sobre los apóstoles reunidos y obró en ellos múltiples efectos así como nos lo dice la Sagrada Escritura.

A cada uno de ellos, el Señor le confiaba su misión sobre la tierra teniendo así todos la misma meta: el mismo Señor y su Reino. Los apóstoles saben que ninguna persona puede proclamar al Señor si no es bajo la acción del Espíritu Santo. Es Aquel que fecunda nuestros desiertos con sus obras,  Aquel que vence nuestros miedos, levanta nuestro ánimo y pone en nuestros labios su Palabra. Y como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros así deben permanecer los que profesan y proclaman al Señor, que a pesar de ser muchos y a cada cual dotado individualmente, forman y viven en torno a solo una persona: la Santísima Trinidad (Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo)

Hoy es el día del nuevo nacimiento. El día en el que se cumplió aquella promesa apostólica <<permaneced en la ciudad (Jerusalén) hasta que se os envíe el Espíritu santo>>. A partir de ahora los apóstoles se dedicaran a anunciar el arrepentimiento y el perdón del Señor así como su muerte y resurrección. Hoy queridos fieles es el nuevo comienzo de entonces y de ahora. Hoy es aquel día en que la luz inundó inmensamente los corazones de la primera comunidad cristiana apartando así la penumbra que hasta entonces nublaba sus ojos y su ser a partir de la partida de su Señor y Maestro. Hoy que sí pudieron comprender aquellas misteriosas palabras pronunciado por Él cerca de su partida << Un poco más, y no me veréis, y de nuevo un poco, y me veréis…>>. Era necesario que esta primera comunidad siguiera pero de una manera nueva al Verbo de Dios.

Hermanos y hermanas hoy recibimos también el mismo espíritu que recibió la primera comunidad reunida. Hoy el Espíritu Santo renueva, purifica, transforma, y rejuvenece la iglesia formada por sus fieles por la virtud del Evangelio y la conduce a la unión consumada con Cristo. Hoy el Espíritu santo viene a alegrar nuestro corazón con su presencia. Hoy nuestra pequeñez humana recibe la gracia divina. Hoy somos revestidos de la gracia – de la vida  divina- para ser testigos en el mundo. Hoy el Espíritu santo de Dios irrumpe en nuestra vida favoreciendo en cada uno su relación con Dios y con el prójimo. Hoy como entonces adquirimos en la medida en que somos dignos de ello lo que el alma fiel puede desear; ser como Dios (siendo participes de la naturaleza divina del  verbo transformándonos a su estilo de vida).Esto solo podía ser posible con la comunicación del Espíritu Santo. Sujetos pues al Espíritu Santo, daremos testimonio de que somos hijos de Dios; herederos de Dios y coherederos de Cristo.

Y como franciscana- Clariana que soy, no puedo sino reconocer lo mucho que desearon y aconsejaron  nuestros fundadores a que siempre y en todo momento nos dejáramos guiar por el Espíritu Santo de Dios, no apagando jamás el espíritu de oración y su santa operación. Francisco de asís ya al final de su vida, resumiendo la visión de la Orden y muy consciente de lo que se vivía entonces declaró << El Espíritu Santo... es el Ministro general de la Orden» (2C 193). Tanto el como ella, en esa ciudad pequeñita de Asís supieron lo que debía ser el núcleo y el centro de todo seguimiento cristiano: el mismo Espíritu del Señor y su santa operación. Es decir que en todo lugar, en todo tiempo y por encima de todo,  interesa tan sólo la obediencia total o plena disponibilidad a este Espíritu del Señor, que realiza todo bien y toda santidad en el hombre.

Pidamos sin cesar pues a este don divino, que se deja comprender por su bondad, que nos ayude a comprender y a conocer las verdades que contienen los misterios divinos y humildemente sepamos compartirlos, darlos a conocer a todas las naciones. Pidamos por los países que están en guerra sin olvidar a nuestros hermanos y hermanas perseguidos o son negados su derecho de religión. Y por todos nosotros para que día a día valoremos y apreciemos las grandes maravillas que Dios nos regala, que sepamos custodiarlas llevando una vida santa, de entrega total a Dios y al prójimo.

Paz y bien a tod@s feliz de solemnidad y buen domingo.


                                                                                 Hna. Catalina Mª Inmaculada Ohp

sábado, 12 de mayo de 2018


Fiesta de la Ascensión
Una relación nueva
Hoy Cristo nuestro hermano y Señor sube al cielo junto a su Padre. Hoy Cristo Rey victorioso y Señor de los señores vuelve a la derecha del Padre llevando consigo cautivos. Hoy tú y yo que creemos en Él entraremos victoriosamente en alma y espíritu en aquella mansión celestial junto al Padre. Desde hoy tu y yo seremos participes de la gloria eterna aun estando aquí en la tierra. Una alegría que se colmará a la medida de nuestra relación disponible y la apertura a su Santo Espíritu en el día a día.
Toda persona que cree en Dios y en su enviado (Cristo) igual que a los apóstoles que comieron y bebieron con Él durante su vida terrenal es testigo de sus enseñanzas y sus obras. Es un instrumento que porta en sí las instrucciones divinas <<seréis mis testigos hasta los confines de la tierra>>. Es decir transmitir la vida que bebemos de la fuente inagotable que es Cristo y su Reino. Ser espejo, sal y luz de Él allí donde estemos. Buscar caminos y proyectos de liberación, sembrar esperanza allá donde no la hay, cambiar en alegría la tristeza, sembrar y vivir el amor sin importar los riesgos y como simples testigos de su amor y poder predicar más bien con obras que con palabras su Buena Noticia.
Una misión que propagar y llevar a cabo con una apertura imprescindible <<abiertos al Espíritu Santo>> prometido por Dios. Tú y yo que nos hemos dejado ganar por el dinamismo del mensaje de Jesús, hemos subordinado nuestro trabajo y esfuerzo a la causa de Dios que implica también la del hombre y la mujer actual. Oyentes pues de la llamada dirigida a cada cual hemos de salir de nuestra tierra, del calor de nuestra seguridad, de la ilusión de nuestras expectativas que en la mayoría de las veces nos esclavizan y a aterrizar en nuestras propias periferias, y también en las que la ambición humana ha provocado ¡Esta es la difícil pero tierna tarea del depositario/a del mensaje divino! Allí daremos testimonio de nuestro compromiso cristiano que corresponde a la vocación cristiana y creyente recibida. Una vocación de amor y unidad.
Hoy nuestro Salvador después de visitar a los suyos 40 días (expresión simbólica) en distintas ocasiones da su paso definitivo de la tierra a la derecha del padre. Así comienza una nueva vida, una nueva relación con Él que implica una intimidad más profunda, una relación más cercana. Ya siendo sus testigos no podemos dejarnos aprisionar por nada ni por nadie sino solo por Él
La promesa es cierta <<acompañaré a los que crean>> y. <<el Espíritu Santo vendrá sobre vosotros>>, es el hilo conductor de la gracia divina. Jesús al subir a los cielos no nos deja como huérfanos sino que nos hace pertenecientes ya del Reino celestial en Espíritu hasta que llegue la plenitud de los tiempos. Ya no podemos sino gozarnos y deleitarnos en Aquel Rey victorioso y Sol que no conoce el ocaso. Gozarnos y deleitarnos ya en su Reino porque allí donde están el Padre, su enviado y el Espíritu Santo  irradian sin verlos su bondad y su amor. Allí donde están se halla el cielo. No te olvides nunca que tú y yo pertenecemos al grupo de los testigos de su Reino en cualquier sitio donde estemos.
Buen domingo a todos de la Ascensión.
                                             Paz y bien,                        
                                                                            Hna. Catalina Mª Inmaculada Ohp