CLARA FAVARONE, MUJER DE SU ÉPOCA QUE TRASPASA TIEMPO Y ESPACIO
Clara
y Francisco de Asís, nuestros hermanos, santos fundadores siendo de la edad
media, sus palabras hechas vida aun laten en nuestros corazones como si nos
hablaran en el Siglo XXI. Muy consciente de lo que fue uno para el otro, de su carisma
inseparable; permitidme centrar mi mirada en la figura de Clara por tres muy
sencillas razones: Primeramente por ser menos conocida porque hasta hace poco
no ha habido estudios que permitieran reconocerla a fondo, su vida en los
últimos años sacude nuestras conciencias al acercarnos a esta belleza tanto
humana como divina.
Por
otra parte, porque ella ha sido tenida en cuenta colocando como telón de fondo a Francisco, tal vez vislumbrando la verdadera
personalidad de esta mujer medieval.
Y
por ultimo porque me siendo obligada como hermana pobre de Santa Clara a dar a
conocer, dentro de mi capacidad, la visión que tengo de nuestra madre y hermana.
Para ello es necesario conocer o tener
unas ideas que nos pongan en contacto con la persona de Clara como mujer
aristócrata medieval:
En
cuanto al trabajo laboral, tanto varones como mujeres desempeñaban los mismos
oficios, excluyendo los trabajos de seda a los que se dedicaban solo las
mujeres. Clara aprende este servicio y seguirá llevándola a cabo incluso en su
lecho de muerte. Clara, aprendió el arte de hilar y ¿cómo no?, actos de
devoción y buenas costumbres de su madre Hortolana.
También la mujer jugaba un papel
importante como ama de casa realizando las tareas domésticas. La hija mayor de Favarone
y Hortolana tuvo mayor conocimiento de esto, ya que su madre la había formado
en los modales propios de una dama aristócrata para un noble y distinguido
matrimonio. Mayormente se destaca la entrega y disponibilidad de Clara en el
proceso de su canonización por las mismas hermanas que convivieron con ella,
más que una abadesa poderosa, convirtió su autoridad en servicio desinteresado.
De no ser así, nuestra santa no se levantaría a media noche para arropar a las hermanas, ni lavaría los pies de las
hermanas cuando llegaban de fuera, ni tan siquiera atendería a las hermanas
enfermas entregándose a los servicios más humildes como limpiarles sus
orinales.
Clara también como mujer aristócrata de
su época recibió sus clases de latín, aprendió a leer y a escribir a través de
los sacerdotes y personas distinguidas que tenían permiso de acceder a la casa torre
familiar, para este oficio.
Como veis, Clara, hija de la nobleza crece
como tantas otras mujeres de la nobleza en un entorno sobreprotegido en su casa
torre, y tan solo la asistencia de los actos litúrgicos la permite abandonar su
vivienda, tanto a ella como a sus hermanas más pequeñas. Comprenderemos que
para realizar tales salidas llevaría con ella una fuerte protección familiar,
como era costumbre de la época. Según costumbre de aquella época con quince
años, Clara, hija de la nobleza de una familia adinerada y primera dama, es
prometida en matrimonio con un joven noble (se comprende que esta práctica no
era para que sean felices y vivan noblemente los matrimonios) para dar
continuidad a los patrimonios familiares preservando así el prestigio y el
poder del clan, opción que ella rechaza rotundamente cambiándolo con su
decisión de una entrega total a Dios. Esa decisión determinada por el Clan
familiar liderado por Monaldo su tío (el cual tras la muerte de Messer
Favarone, padre de Clara, será el tutor tanto de Clara y sus hermanas como de
Madonna Hortolana), será una espina
dolorosa en la vida de aquella doncella.
Obviamente
surgirán conflictos familiares por el simple hecho de que el rechazo de Clara
podría ser interpretado como falta de respeto ante aquellos siete varones nobles y
poderosos (pertenecientes a la familia Ofreduccio). Estos conflictos estallaran a los dos años cuando Clara decide lo
inesperado incluso lo impensado cuando con su “NO” indiscutible, vende su dote,
no a su familia que le promete una mayor paga, sino fuera de ella y lo distribuyó
a los pobres.
¿Por qué esta actitud de Clara? Clara es
consciente con su edad de la suerte del pobre, también es consciente de lo
mucho que acapara su familia, tal vez para que estos tengan conciencia de los
dos extremos. En medio de conflicto Clara enciende una llama en silencio con un
“NO”, implicándose con los pobres. Más aun vende y reparte parte de la dote de su hermana pequeña Beatriz
¡Vaya! Solo a una joven armada con una fuerza mayor e interior puede actuar así,
dejando un rastro que tal vez en el discernimiento vocacional de sus hermanas y
madre influyó más tarde, ya que estas se
reunieron en torno a ella. Así su hermana pequeña Catalina después de ver,
escuchar y palpar muy de cerca el severo asunto, decide seguir a su hermana
después de tan solo diez y seis días. Clara conocedora de la Buena Nueva y según el consejo de Jesús a sus discípulos
y también animada por la opción tomada por Francisco y los suyos, no quiere que
los pobres queden defraudados. Les reparte la herencia suya y parte de la de su
hermana y libre de toda atadura mundana abraza a Cristo Pobre en el pesebre, en
la vida y desnudo en la cruz.
Clara,
hija de la nobleza en su tiempo tenía el derecho y privilegio de entrar en un
convento como hermana mayor, como <<abadesa>>. Pero no, su opción es distinta, ella quiere
seguir <<Cristo pobre y crucificado>>, la pobreza era para ella su
única razón de ser en Cristo y si ella la elige era para <<conformarse
con Cristo>> (LCL 14).En su proceso de canonización, las fuentes
hagiográficas nos hablan de quien fue Clara desde su niñez, en ella se destaca la
caridad, la mortificación y una fuerza interior del Espíritu Santo llegando así
a tantas renuncias y privilegios, una mujer que consciente y con sano juicio
lucha hasta el último momento por lo que ella quiere y elige.
Para mi Clara es una mujer de una mente abierta,
que se organiza, que sabe valorar sus actos antes de realizarlos. Clara desde
esta clima conflictivo busca la manera de ponerse en contacto secretamente con
Francisco, también su amiga Bona en su casa torre será su aliada y ¿cómo no? el
Obispo Guido que se acercó a poner la palma del Domingo de ramos en las mismas
manos de Clara cuando ésta se queda quieta sentada mientras los demás fieles se
acercan a tomar sus palmas en aquel 27 de Marzo de 1211. Esta muchacha de diez
y siete años realiza un plan maravilloso, simbólico, un escenario fenomenal que
corría bastante peligro.
Consciente
del celo familiar para con ella, y de lo enfadados que los tenía, su amiga Bona
queda a salvo, con su viaje a Tierra Santa.
Tres pueden ser los motivos de este viaje: Principalmente, para salvarla, para
protegerla de los malos momentos que podía tener con su familia enojada o
porque Clara no quiso decirle a su amiga el día exacto de su huida por más
seguridad o incluso porque los lazos de relación entre ellas eran tan fuertes
que Bona no podría soportar verla desaparecer en las tinieblas de la noche.
Clara,
bien dispuesta a “atravesar el mar rojo” dejando así la vida mundana y encarnándose
en la familia eclesial de una manera especial, con sus propias manos jóvenes se
deshace de aquella puerta de su casa torre que apenas se utilizaba (solo cuando
tenían que sacar a algún difunto) y que estaba bien tapada con maderas pesadas
y piedras, pudiendo así escapar de su casa.
¿Y,
el Obispo Guido? ¿Cómo pudo Clara huir de las murallas de Asís cuando sus portones
permanecían cerrados y más siendo de noche? Solo alcanzaría esta facilidad
según la valorada tesis de Schmucki <<utilizando la puerta privada de la
residencia episcopal en las murallas>>.
¿Y Francisco? Francisco por su parte había
mantenido varios encuentros secretos con esta doncella, y se animaron
mutuamente, muy implicado en este escape nocturno, él le había predicado y bien
sabia de aquella alma que ardía sin consumirse por amor a Cristo, seguro que habría
comentado y valorado esta experiencia de vocación femenina con el Obispo Guido
muy amable siempre con su propia fraternidad. Aquella misma noche la esperaba él mismo en
compañía de sus hermanos no muy lejos de la muralla de Asís, donde con suma
protección la llevan en la capilla de la Porciúncula. Francisco después de cortar
al bello cabello de esta doncella como
signo de consagración y penitencia en esta misma capilla, acompañado por
Bernardo y Felipe Longo la acompaña cuidadosamente al monasterio de San Pablo
de las Abadesas, donde podía gozar de una protección y una seguridad.
Como
antes he anotado, Clara es una mujer de mente abierta que comienza pues su
camino en un Domingo de ramos. Jesús Hijo de Dios vivo en este domingo sube a
Jerusalén montado de una borrica para ofrecerse como víctima agradable al
Señor, Clara también tal vez a través de sus aliados (el Obispo Guido y
Francisco) decide dar muerte a lo terrenal, atravesando la amargura y el dolor
de una familia que no la comprende, abrazando aquella semana santa en unión con
el dolor de Cristo, ofreciéndose así como ofrenda agradable al Señor.
Una
semana muy agitada para santa Clara como para las hermanas que viven con ella
en S. Pablo de las abadesas, monasterio Benedictino, también para Francisco y
sus hermanos. Una semana de disturbios de una familia poderosa y noble, que se
siente con derecho de tener la última decisión. Una semana vivida muy a fondo
con los mismos sentimientos de Cristo que se entrega por los malhechores. Una
semana de un verdadero calvario de humillaciones, de presiones, de desprecios,
de dolor…pero una semana que nos abre una puerta tan inmensa que nos ayuda a mirar
con agrado, acoger con aceptación, y humildemente abandonarnos al Señor cuando
todo parece oscuro. Obviamente no será nada fácil entrar en el campo de esa
entrega que con un impulso interior alentaba a Clara.
¿Qué nos viene a decir estas actitudes de
Clara? Clara tanto entonces como ahora nos desafía y no solo a sus Hermanas
Pobres sino a toda la familia franciscana, Clara desafía tanto entonces como
ahora al mundo eclesial y al mundo social. Es el momento hermanos y hermanas de
descubrir un nuevo mundo navegando en la persona de Clara de Asís.
Hna. Catalina Mª Inmaculada Ohp
CONTINUARÁ…
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