sábado, 23 de septiembre de 2017


CLARA FAVARONE, MUJER DE SU ÉPOCA QUE TRASPASA TIEMPO Y ESPACIO

         Clara y Francisco de Asís, nuestros hermanos, santos fundadores siendo de la edad media, sus palabras hechas vida aun laten en nuestros corazones como si nos hablaran en el Siglo XXI. Muy consciente de lo que  fue uno para el otro, de su carisma inseparable;  permitidme centrar mi  mirada en la figura de Clara por tres muy sencillas razones: Primeramente por ser menos conocida porque hasta hace poco no ha habido estudios que permitieran reconocerla a fondo, su vida en los últimos años sacude nuestras conciencias al acercarnos a esta belleza tanto humana como divina.

         Por otra parte, porque ella ha sido tenida en cuenta colocando  como telón de fondo a Francisco, tal vez vislumbrando la verdadera personalidad de esta mujer medieval.
Y por ultimo porque me siendo obligada como hermana pobre de Santa Clara a dar a conocer, dentro de mi capacidad, la visión que tengo de  nuestra madre y hermana.

Para ello es necesario conocer o tener unas ideas que nos pongan en contacto con la persona de Clara como mujer aristócrata medieval:

 En cuanto al trabajo laboral, tanto varones como mujeres desempeñaban los mismos oficios, excluyendo los trabajos de seda a los que se dedicaban solo las mujeres. Clara aprende este servicio y seguirá llevándola a cabo incluso en su lecho de muerte. Clara, aprendió el arte de hilar y ¿cómo no?, actos de devoción y buenas costumbres de su madre Hortolana.

También la mujer jugaba un papel importante como ama de casa realizando las tareas domésticas. La hija mayor de Favarone y Hortolana tuvo mayor conocimiento de esto, ya que su madre la había formado en los modales propios de una dama aristócrata para un noble y distinguido matrimonio. Mayormente se destaca la entrega y disponibilidad de Clara en el proceso de su canonización por las mismas hermanas que convivieron con ella, más que una abadesa poderosa, convirtió su autoridad en servicio desinteresado. De no ser así, nuestra santa no se levantaría a media noche para arropar  a las hermanas, ni lavaría los pies de las hermanas cuando llegaban de fuera, ni tan siquiera atendería a las hermanas enfermas entregándose a los servicios más humildes como limpiarles sus orinales.

Clara también como mujer aristócrata de su época recibió sus clases de latín, aprendió a leer y a escribir a través de los sacerdotes y personas distinguidas  que tenían permiso de acceder a la casa torre familiar, para este oficio.

         Como veis, Clara, hija de la nobleza crece como tantas otras mujeres de la nobleza en un entorno sobreprotegido en su casa torre, y tan solo la asistencia de los actos litúrgicos la permite abandonar su vivienda, tanto a ella como a sus hermanas más pequeñas. Comprenderemos que para realizar tales salidas llevaría con ella una fuerte protección familiar, como era costumbre de la época. Según costumbre de aquella época con quince años, Clara, hija de la nobleza de una familia adinerada y primera dama, es prometida en matrimonio con un joven noble (se comprende que esta práctica no era para que sean felices y vivan noblemente los matrimonios) para dar continuidad a los patrimonios familiares preservando así el prestigio y el poder del clan, opción que ella rechaza rotundamente cambiándolo con su decisión de una entrega total a Dios. Esa decisión determinada por el Clan familiar liderado por Monaldo su tío (el cual tras la muerte de Messer Favarone, padre de Clara, será el tutor tanto de Clara y sus hermanas como de Madonna  Hortolana), será una espina dolorosa en la vida de aquella doncella.

       Obviamente surgirán conflictos familiares por el simple hecho de que el rechazo de Clara podría ser interpretado como falta de respeto ante aquellos siete varones nobles y poderosos (pertenecientes a la familia Ofreduccio). Estos conflictos estallaran a los dos años cuando Clara decide lo inesperado incluso lo impensado cuando con su “NO” indiscutible, vende su dote, no a su familia que le promete una mayor paga, sino fuera de ella y lo distribuyó a los pobres.

       ¿Por qué esta actitud de Clara? Clara es consciente con su edad de la suerte del pobre, también es consciente de lo mucho que acapara su familia, tal vez para que estos tengan conciencia de los dos extremos. En medio de conflicto Clara enciende una llama en silencio con un “NO”, implicándose con los pobres. Más aun vende y reparte  parte de la dote de su hermana pequeña Beatriz ¡Vaya! Solo a una joven armada con una fuerza mayor e interior puede actuar así, dejando un rastro que tal vez en el discernimiento vocacional de sus hermanas y madre influyó más tarde, ya que estas  se reunieron en torno a ella. Así su hermana pequeña Catalina después de ver, escuchar y palpar muy de cerca el severo asunto, decide seguir a su hermana después de tan solo diez y seis días. Clara conocedora de la Buena Nueva  y según el consejo de Jesús a sus discípulos y también animada por la opción tomada por Francisco y los suyos, no quiere que los pobres queden defraudados. Les reparte la herencia suya y parte de la de su hermana y libre de toda atadura mundana abraza a Cristo Pobre en el pesebre, en la vida y desnudo en la cruz.

        Clara, hija de la nobleza en su tiempo tenía el derecho y privilegio de entrar en un convento como hermana mayor, como <<abadesa>>.  Pero no, su opción es distinta, ella quiere seguir <<Cristo pobre y crucificado>>, la pobreza era para ella su única razón de ser en Cristo y si ella la elige era para <<conformarse con Cristo>> (LCL 14).En su proceso de canonización, las fuentes hagiográficas nos hablan de quien fue Clara desde su niñez, en ella se destaca la caridad, la mortificación y una fuerza interior del Espíritu Santo llegando así a tantas renuncias y privilegios, una mujer que consciente y con sano juicio lucha hasta el último momento por lo que ella quiere y elige.

          Para mi Clara es una mujer de una mente abierta, que se organiza, que sabe valorar sus actos antes de realizarlos. Clara desde esta clima conflictivo busca la manera de ponerse en contacto secretamente con Francisco, también su amiga Bona en su casa torre será su aliada y ¿cómo no? el Obispo Guido que se acercó a poner la palma del Domingo de ramos en las mismas manos de Clara cuando ésta se queda quieta sentada mientras los demás fieles se acercan a tomar sus palmas en aquel 27 de Marzo de 1211. Esta muchacha de diez y siete años realiza un plan maravilloso, simbólico, un escenario fenomenal que corría bastante peligro.

         Consciente del celo familiar para con ella, y de lo enfadados que los tenía, su amiga Bona queda a salvo, con su viaje  a Tierra Santa. Tres pueden ser los motivos de este viaje: Principalmente, para salvarla, para protegerla de los malos momentos que podía tener con su familia enojada o porque Clara no quiso decirle a su amiga el día exacto de su huida por más seguridad o incluso porque los lazos de relación entre ellas eran tan fuertes que Bona no podría soportar verla desaparecer en las tinieblas de la noche.

       Clara, bien dispuesta a “atravesar el mar rojo” dejando así la vida mundana y encarnándose en la familia eclesial de una manera especial, con sus propias manos jóvenes se deshace de aquella puerta de su casa torre que apenas se utilizaba (solo cuando tenían que sacar a algún difunto) y que estaba bien tapada con maderas pesadas y piedras, pudiendo así escapar de su casa.

         ¿Y, el Obispo Guido? ¿Cómo pudo Clara huir de las murallas de Asís cuando sus portones permanecían cerrados y más siendo de noche? Solo alcanzaría esta facilidad según la valorada tesis de Schmucki <<utilizando la puerta privada de la residencia episcopal en las murallas>>.

          ¿Y Francisco? Francisco por su parte había mantenido varios encuentros secretos con esta doncella, y se animaron mutuamente, muy implicado en este escape nocturno, él le había predicado y bien sabia de aquella alma que ardía sin consumirse por amor a Cristo, seguro que habría comentado y valorado esta experiencia de vocación femenina con el Obispo Guido muy amable siempre con su propia fraternidad.   Aquella misma noche la esperaba él mismo en compañía de sus hermanos no muy lejos de la muralla de Asís, donde con suma protección la llevan en la capilla de la Porciúncula. Francisco después de cortar al bello cabello de esta doncella  como signo de consagración y penitencia en esta misma capilla, acompañado por Bernardo y Felipe Longo la acompaña cuidadosamente al monasterio de San Pablo de las Abadesas, donde podía gozar de una protección y una seguridad.

            Como antes he anotado, Clara es una mujer de mente abierta que comienza pues su camino en un Domingo de ramos. Jesús Hijo de Dios vivo en este domingo sube a Jerusalén montado de una borrica para ofrecerse como víctima agradable al Señor, Clara también tal vez a través de sus aliados (el Obispo Guido y Francisco) decide dar muerte a lo terrenal, atravesando la amargura y el dolor de una familia que no la comprende, abrazando aquella semana santa en unión con el dolor de Cristo, ofreciéndose así como ofrenda agradable al Señor.

           Una semana muy agitada para santa Clara como para las hermanas que viven con ella en S. Pablo de las abadesas, monasterio Benedictino, también para Francisco y sus hermanos. Una semana de disturbios de una familia poderosa y noble, que se siente con derecho de tener la última decisión. Una semana vivida muy a fondo con los mismos sentimientos de Cristo que se entrega por los malhechores. Una semana de un verdadero calvario de humillaciones, de presiones, de desprecios, de dolor…pero una semana que nos abre una puerta tan inmensa que nos ayuda a mirar con agrado, acoger con aceptación, y humildemente abandonarnos al Señor cuando todo parece oscuro. Obviamente no será nada fácil entrar en el campo de esa entrega que con un impulso interior alentaba a Clara.

          ¿Qué nos viene a decir estas actitudes de Clara? Clara tanto entonces como ahora nos desafía y no solo a sus Hermanas Pobres sino a toda la familia franciscana, Clara desafía tanto entonces como ahora al mundo eclesial y al mundo social. Es el momento hermanos y hermanas de descubrir un nuevo mundo navegando en la persona de Clara de Asís.

Hna. Catalina Mª Inmaculada Ohp

CONTINUARÁ…








sábado, 2 de septiembre de 2017

DIOS ¿PROVOCADOR DE UNA CRISIS?


La crisis de la fe es un drama que habita en el corazón de cada creyente. Un drama que viene acompañando nuestra historia de Salvación como creyentes pero también nuestra propia historia de Salvación como creyentes individuales. Nos acordamos del pueblo de Israel, un pueblo de cerviz dura que después de recibir y experimentar, ver, contemplar… las maravillas de Dios en todos los  sentidos no piensan en otra cosa sino en moldear un becerro de oro y proclamarlo como su dios. La sagrada escritura nos presenta figuras ejemplares de amigos de Dios como Moisés (que hablaba con Dios como con un amigo) deseando morir ante la “inexpectativa”  traidora del pueblo elegido <<…este pueblo ha cometido un gran pecado…con todo dígnate perdonar su pecado pero si no, bórrame del libro que has escrito>>. Es la súplica de una toma de conciencia de la grandeza de la misión, de la dificultad de esta misión y de abandono reconociendo nuestra pequeñez ante este servicio. Job, hombre justo ante Dios nos viene a interrogar ¿existe una justicia divina? y si es así ¿por qué el hombre inocente y justo sufre muchas veces desdichas, humillaciones, el rechazo incluso la persecución? ¿Una fe interesada? Ante todos los sufrimiento que pudo pasar Job, no llegó ni un momento a pecar con sus labios así como se lo aconsejaba su mujer << ¿todavía sigues empeñado en tu integridad? ¡Maldice a Dios y muérete!>> A la cual Job contestó << Si aceptas el bien que Dios nos envía, ¿por qué no aceptar la desgracia?>>Job vuelve en medio de dolores tormentosos a  bendecir a Dios, su fe no puede ser interesado sino totalmente desinteresado.

Hoy nos encontramos con el Profeta Jeremías que recibe la promesa divina <<antes de formarte en el seno te conocí, antes que nacieses te consagré…no tengas miedo pues yo estoy contigo para salvarte>>, pero Israel ha quebrantado la alianza con su Dios, se ha pervertido y ha buscado una aparente protección en otros dioses y falsos profetas. Israel ha olvidado a su Único Dios. Ante esta situación humanamente irremediable, el profeta Jeremías siente desilusión, resignación y lamenta << la palabra del Señor se ha vuelto oprobio y desprecio para mi>>. Jeremías lleva una vida dedicada a proclamar y exaltar al único Dios y condenando a aquellos que se apartan de sus caminos. Pero la calumnia, el rechazo, la humillación, el desprecio, la persecución…  destrozan su corazón y se encuentra ante una crisis de fe, una crisis interior ¿por qué el camino de los impíos es feliz? (Jr 12:1). Israel desea oír buenos oráculos, claro, de falsos profetas mientras las palabras de Yahvé a través de Jeremías les incomodan, les desespera. La situación  es tanto así que Jeremías siente  un desconcierto total, el pueblo se burla de él y siente que el mismo Dios le provoca esa crisis tan grave cuando principalmente le mostró su pequeñez y éste le prometió estar con él. <<Me sedujiste Señor y me dejé seducir>>, es más se siente forzado << me forzaste, y me pudiste>>. Esa palabra acogida lo persigue así como a sus enemigos, no hay manera de deshacerse de Él y por eso prefiere como otro Job no haber nacido.

Y nosotros como cristianos creyentes  y practicantes ¿Cuántas veces nos dejamos llenar de ilusiones vanas, de esperanzas vacías, palabras de profetas falsos que no hacen nada sino como guías ciegos nos conducen a un hoyo? ¿Cuántas veces nos incomoda la justicia, lo recto, la verdad, el compromiso cristiano y nos conformamos con palabras suaves y dulcificantes? ¿Cuantas veces preferimos callar la injusticia porque así no nos implicamos? Cuantas veces incluso repetimos las mismas palabras de Job, de Jeremías y de tantos otros santos ¿Dónde está Dios tu justicia? ¿Cuantas veces experimentamos la ausencia de Dios sobre todo cuando pasamos una mala raya? ¿Cuántas veces nos sentimos indefensos, engañados por lo que creemos ser “felicidad Evangélica” y decimos si no públicamente con la boca chica <<Dios me ha abandonado>>? Cuantas veces aconsejamos o nos dejamos aconsejar ¡<<Olvídate de ese Dios y muere>>! Pero es aquí la grandeza de la palabra al alma fiel: la seducción de Dios en estos momentos difíciles, de incertidumbre, de duda, de sufrimiento. La palabra del inconcebible permanece operante en nosotros, intentamos olvidarnos de Él, pero su Palabra quema en nuestros adentros y ya no podemos dar marcha atrás. Es este un misterio grande y solo la persona apasionada por Dios puede verlo así.

La segunda lectura del apóstol san Pablo a los romanos nos viene a insistir en lo mismo, que no nos dejemos llevar por la corriente sino transformado por la renovación de la mente, sepamos discernir como cristianos lo que es justo.  Y todo lo que no brota del amor y se basa en el amor, no puede ser de Dios ni agrada a Dios tenga la motivación y la meta que tenga.

El domingo pasado veíamos a un Pedro que declara con mucha valentía <<Tu eres el Mesías, el Hijo de Dios Vivo>> y Jesús lo alaba por poderle revelar por gracia de Dios como el Mesías, enseguida Jesús le confía su Iglesia. En este domingo nos desconcierta una actitud fuerte de Jesús para con Pedro << quítate de mí satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios>>. Pedro debió buscar donde meterse ante tal increpación del Maestro. ¿Un Mesías crucificado? << ¡No lo permita Dios, Señor!>> le dice Pedro, << Eso no puede pasarte>>. Jesús no niega ser el Mesías esperado ni niega ser  el Hijo de Dios, pero hay un problema, incluso sus seguidores, no han captado bien su Mesianismo. Esperan como otros un salvador potente, un líder poderoso que vencerá sobre el pueblo elegido. Al contrario, Éste Mesías es Aquel que se ha bajado para mezclar con nuestra humanidad, es el Mesías humilde aún desconocido, sin alardes, sin clamores, sin ningún poder terrenal, que se pone al servicio de todos y especialmente a los que repugnan, incluso entrega su propia vida para rescatarnos. ¡Vaya Mesianismo! ¡Pues aquí que se salve a cada uno como mejor pueda! y aun diríamos ¡qué escándalo!

Sí, este es nuestro Mesías en quien creemos y confiamos, a quien queremos y por quien hemos optado seguir sus huellas nosotros los cristianos, no podemos confundirlo con otros intereses lejos de ésta opción de vida. Fuera otros dioses ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida? Herman@s difícilmente entenderemos a Jesús sin el recuerdo del árbol de la vida, de su Pasión. Y nuestra vida no será definible sin integrarse en el misterio de la cruz. ¿Por qué digo esto? ¿Es necesario sufrir como cristiano? El dar la vida en rescate de otros supone, propia negación, entrega total, compromiso fiel, partir y repartirse por el otro. Es decir “No” a tantas injusticias comenzando con nuestro ejemplo y esto para algún@s será una espina dolorosa. Pero también animar, alentar, sostener, crear nuevas maneras de dejar este mundo mejor que como lo encontramos. La bola está en nuestras propias manos, o somos, o no somos, porque sencillamente no podemos ser incoherentes con lo que profesamos.

Pues sabiendo que sin la fuerza de lo alto no podemos, nos abandonamos a la voluntad divina, disponibles para que Él nos haga  imágenes auténticas suyas. Ponemos nuestro corazón para que Él nos llene de su fuerza en  los momentos que aparentemente nos parece ausente, Él está fuertemente presente en nosostr@s. Que sean momentos en que crezca más nuestra fe, nuestro amor hacia Él y al prójimo, que nos haga valientes en nuestra entrega, en nuestros compromisos cristianos.

Paz y bien a tod@s y fraternalmente unidos

 Hna. Catalina Mª Inmaculada Ohp