EL SACERDOCIO QUE NO PASA
Jesucristo, el Señor,
por ser mediador de una nueva alianza y eterna es el Sumo y Eterno Sacerdote. Bien
recordamos sus palabras en cada celebración Eucarística << Esto es mi cuerpo, que se entrega por
vosotros…, esta es la copa de la nueva alianza, sellada con mi sangre que se
derrama por vosotros>>. En este mismo momento, en su corazón una vez
más repetía aquella entrega obediente que tantas otras veces había mostrado
ante su Padre << aquí estoy, para
hacer tu voluntad>>. Jesús ungido por el Padre con el Espíritu Santo
no puede sino perpetuar ahora y siempre en su Iglesia su Único Sacerdocio. De
ahí el Don inmenso de la Eucaristía. ¿Cómo podríamos hermanos agradecer a Dios este Don
tan único y tan divino? ¡Nadie puede negar este honor sino aquel que no
confiesa que Cristo, es el Señor de la Vida!
¿Y cómo se realiza
este Sacerdocio Eterno? Por el escándalo de la cruz - el escándalo de la
misericordia y el escándalo del Amor. Nos dice la lectura sagrada;
Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros
dolores
Lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado, sus
cicatrices nos curaron
Maltratado, se humillaba y no abría la boca, sin defensa,
sin justicia
Lo arrancamos de la tierra de los vivos
Lo dimos sepultura con los malhechores
¡Aunque no había
cometido crímenes ni hubo engaño en su boca!
<<Sufriendo aprendió a obedecer y llevado a la
consumación se ha convertido para todos los que le obedecemos en autor de
salvación eterna proclamado por Dios sumo sacerdote según el rito de
Melquisedec>>
¡Y no teniéndolo
bastante con sufrir ignominiosamente, se nos ofrece, se nos entrega, se nos da
entonces y ahora como oveja ante el
esquilador!
Este Jesús es el
mismo que hoy nos dice <<no me acordaré
más de sus pecados ni de sus crímenes>> porque donde hay perdón, no
hay ofrenda por los pecados. Jesús sabedor de su misión, “…es el engendrado del Padre, no creado y que por nosotros y por nuestra
salvación, (Dios) se hizo hombre…”. Jesús pues acepta su misión mesiánica
ofreciéndose como Sumo y Eterno Sacerdote, ofreciéndose a Aquel por quien Él es.
Él que ofrece es la misma Ofrenda. << Esto
es mi cuerpo, esta es la copa de la Nueva Alianza sellada con mi sangre>>.
¿Hermanos cómo
podemos dudar pues de su misericordia? ¿Cómo podemos andar a tientas teniendo
la entrada libre al santuario en virtud de la sangre de Jesús? Es más si alguno
peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre, Jesús Sumo y Eterno Sacerdote que
sigue intercediendo por todos nosotros en el cielo ante su Padre. Hecho
sacerdote para todos nosotros, Aquel que sufrió como víctima de propiciación.
Pues con esta
confianza no podemos sino acercarnos a Él con corazón sincero y lleno de fe
porque es fiel quien hizo la promesa. Es el camino humilde del cristiano, de
aquel que está en movimiento con la esperanza de no atropellar o ser
atropellado pero, si así pasara, estar a sabiendas de que <<hay uno que
abogue ante el Padre>>. Aquel que amó sin fronteras, Aquel que nos enseñó
a pisar la tierra pero con los ojos levantados a lo alto, a su Padre, a su
Abbá. Aquel que muchas veces cuando perdemos la esperanza decimos “no conozco a
este hombre”, pero sorprendentemente Él está ahí esperando nuestro retorno a
casa con los brazos abiertos.
Pidamos a Dios por
todos nuestros hermanos presbíteros que Dios les han concedido un poder que no
ha concedido ni a los ángeles ni a los arcángeles, que renuevan el nombre de
Cristo, el sacrificio de la redención, nos preparan el banquete pascual,
presiden al pueblo santo en el amor, lo alimenta con su palabra y lo fortalece
con los sacramentos, para, que el Señor Sumo y Eterno Sacerdote les ilumine y
les enseñe cómo construir su Reino Universal con la levadura y una semilla de
mostaza que se convierte en un árbol frondoso en donde anidan todos los
pájaros. Pidamos por todos ellos para
que sean antorchas que nos iluminen con su vida, con su testimonio, con sus
palabras.
También no olvidamos
de que todo el que se ha bautizado, es sacerdote, para que mantengamos fiel
nuestro compromiso como cristianos con la esperanza de que Jesucristo, Sumo y
Eterno Sacerdote que atravesó a los cielos siga sosteniéndonos en nuestro
caminar.
Paz
y bien a tod@s y Feliz Fiesta.
Hna. Catalina Mª Inmaculada Ohp
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