domingo, 25 de junio de 2017

EL CENTRO DE NUESTRA MIRADA


EL CENTRO DE LA MIRADA
Hace un día que estuve en el aeropuerto de Adolfo Suarez Barajas para recoger a una hermana que llegaba. Todo sucedió con mucha calma, tranquilidad y serenidad. Cansadas claro que sí, de casi cinco horas de camino, pero contentas. De vez en cuando miraba a la pantalla para ver el estado de los vuelos, algunos con pocos retrasos pero bueno todo proseguía con mucha calma. En aquella sala de espera había gran cantidad de gente, cada uno en lo suyo, niños, jóvenes, mayores, policías, viajeros y muchos trabajadores.
Pasó algo más de una hora en espera, pero con la esperanza de un encuentro gozoso. Ya casi llegaba la hora prevista para la llegada cuando indicaron en la pantalla “en Tierra”. Todos nos acercamos a aquella puerta de salida y allí tuve una muy buena experiencia, ¡preciosa! como se dice.
Hubo un momento de silencio, y una brisa suave que corría, casi nadie hablaba. Eran todas caras felices y a mi aquello me llamó la atención. Pasé la mirada a mí alrededor y contemplé la satisfacción que transmitían aquellas personas. Era un ambiente de alegría, de una espera ansiosa, tal vez de agradecimiento, momentos que solo permitía estrechar las manos y abrazar sin más, momento de comerse a besos, momentos de una sonrisa verdadera, pacifica, genuina… Se nos había olvidado el cansancio, el calor, los obstáculos del camino, nuestras enfermedades, nuestros problemas cotidianos.
Momentos en que se nos olvidaron todas las penas y que bien se percibía que lo que reinaba en el corazón era alegría y paz, felicidad, un amor que desbordaba. Y todo esto se resumía en un solo detalle “en el centro de nuestra mirada”.
Estaba aquella puerta donde no nos cansábamos de mirar, aquello me pareció a mi muy bonito. Un acto tan simple como la mirada y una sonrisa que conducía a todo el que salía por esta puerta responder con gratitud y satisfacción. Encuentros de amor, colmados de alegría y felicidad y viendo aquello aprendí una verdad, “que el sufrimiento, llevado con paciencia y amor, no nos puede robar la felicidad y mucho menos la fe y nuestra esperanza”, que experimentamos en la vida.
En la primera lectura de este domingo nos encontramos con el Profeta Jeremías que después de recibir una fuerza irresistible de la palabra de Dios encuentra rechazo. Jeremías ante tal situación decide no hacer mas caso al Señor en un momento de desesperación. Un momento de conflicto con Dios y con los hombres, pero este camino arduo desemboca en una paz y seguridad completa, “Señor tu sondeas lo íntimo del corazón, en ti encomiendo mi causa”, pues siente en sí a Dios su protector, su todo.
Cuántas veces nos vemos asediados por tantas preguntas sin respuesta, ¿por qué tengo esta enfermedad? ¿Por qué el fracaso se palpa por todos los lados en mi casa? ¿Por qué Dios me llevó a mi hijo? ¿Por qué, por qué por qué…? Y cada día, cada hora más preguntas…
Lo cual reafirma la segunda lectura de la carta a los Romanos “vencer el mal a fuerza de bien”. No podemos quedarnos atrapados en este mundo que constantemente ofrece medios que esclavizan el ser humano porque continuamente Dios nos llama a librarnos de esas fuerzas del mal, Dios no se contenta con solo ayudarnos sino a llamarnos a Él, para reinar con Él compartiendo su gloria.
Dios, rico en misericordia, creó al mundo y lo visitó para salvarlo como un solo Todo unido a Cristo. Todos somos arrastrados por la corriente del mal, pero todos también somos salvados por Cristo en la medida en que nos hacemos solidarios con su obra.
¿Dejamos que el mal tome poder en nosotros o más bien luchamos continuamente sabiendo que solos no podemos en esta batalla?
El Evangelio nos recuerda que somos rebeldes y nos hace una pregunta muy preciosa ¿dónde hay mayor amenaza, en Dios o en el hombre? “Temed pues al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo”.
El cristiano solo puede tener la mirada fija en Dios, Él es nuestro centro. Nuestro centro de atención, de mirada, de nuestro caminar…Él es la única y verdadera puerta que nos conduce hacia la vida eterna, hacia la patria celestial. No este orden injusto, impuesto por el más fuerte, sino viviendo de la fe, sabiendo que quien vive la verdad inquieta a muchos. Saber decir “no” a lo que no se inspire en criterios evangélicos aunque esto suponga sacrificar nuestra propia vida.

Muy feliz domingo a tod@s, paz y bien
Hna. Catalina Mª Inmaculada

domingo, 18 de junio de 2017

HACED ESTO EN MEMORIA MÍA







<<HACED ESTO EN MEMORIA MÍA>> 

En esta Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, la Iglesia católica hace un memorial especial con un culto público y una solemne adoración  a la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. Acto que se repite cada vez que se celebra la Eucaristía. Una Solemnidad que en algunos países se celebra el jueves después de la Santísima Trinidad, y en otros, como en nuestro caso, en el domingo siguiente a la de la Santísima Trinidad. Una celebración que para nosotros los cristianos es la misma fuente de la vida, la manantial en donde se sacia nuestra sed, una celebración fraterna que no excluye a nadie sino que nos acerca al abrazo caluroso del Padre, al Amor de los amores, a nuestro origen y a nuestra meta, al Cuerpo entregado y a la Sangre derramada, signo del banquete del Reino, <<el cuerpo y la sangre de Cristo>>. Hoy en la segunda antífona del oficio escuchamos esa llamada que siempre Dios nos hace << el que tenga sed que venga a mí y que beba en la fuente eterna>>.

¿En qué fuente realmente saciamos nuestra sed? ¿En el Señor? ¿En mis caprichos? A menudo nos vemos en busca de otras fuentes que claro ¡eso de la Biblia es muy exigente! ¿Y la Iglesia? ¡Si nada más entrar en la Iglesia y lo primero que escucho es “reconozcamos nuestros pecados”! Y, esto me confronta y luego me compromete a dejar a aquello que a mí me llena, me alegra, me da vida. ¿En qué fuente bebemos? ¿Qué es lo que realmente llena mi vida?
Muchas veces con el hecho de que aprueben lo que hago, lo que digo, lo que pienso, eso me basta, y cuando no, nos venimos abajo. Otras veces por tener éxito, por tener una buena paga o tener un grupo “guay” con que puedo salir, ir y venir. Otras veces con el simple hecho de que hablen bien de nosotros, parece que lo hemos tenido todo. Y todo pierde su valor hasta tal punto que ya no añoramos a la persona amada con la que quisiera vivir, sino a aquel que esté bien colocado o colocada. Y esto desgraciadamente sigue día a día hasta que un buen día la vida nos lleve la contraria y nos caigamos del borriquito.

Es un momento muy oportuno de preguntarnos en serio ¿realmente en qué fuente bebe mi persona, mi vida? Parece que tenemos bastante con ser bautizados y poseer el nombre de cristiano. Hace más o menos  un año que en una conversación con una señora, ésta me decía, yo rezo mucho y amo mucho a la Virgen, yo  la invité a un encuentro de oración que teníamos, a lo que la señora me contestó:  ¡ uh hace mucho tiempo que no entro en la iglesia, desde que murió mi abuela cuando tenía catorce años!. La miré y pensé ¡catorce años y ya tiene más de cincuenta! Sentí una lástima porque ella estaba muy convencida de su vida. Pues hoy Jesús nos dice: << el que tenga sed que venga a mí y que beba en la fuente eterna>>

Al terminar su vida terrenal, una vida entregada toda ella por la vida de los suyos Jesús no puede, sino, ofrecerse amando hasta el fin con el realismo de distribuir a a los suyos el pan de la cena y la copa del vino que serán bien pronto símbolos de su mismo cuerpo y su misma sangre. Un sacrificio que Jesús ofrece de una vez para siempre, << una vez por todas>> y que tiene tanta importancia y tanto valor que Él ordenó a sus discípulos  << Haced esto en memoria mía>>. De ahí que, lo que realmente celebramos es que en la comida fraterna del pan y del vino Eucarísticos,  Jesus se nos hace presente aquí y ahora, se hace presente en nosotros. Él es el Pan vivo bajado del cielo y creemos que al que coma de este Pan y bebe de su sangre vivirá para siempre. Como cristianos también nos comprometemos en la unidad comunitaria con la Iglesia universal al comer el mismo pan y beber el mismo vino.

En la segunda lectura del Oficio de lecturas de este día nos encontramos con una preciosidad  de lectura de Santo Tomas de Aquino con la cual miraremos nuestro compromiso cristiano. Dice en esta obra, hablando de Jesus << por nuestra reconciliación ofreció sobre el altar de la cruz, su cuerpo como víctima a Dios, su Padre y derramó su sangre como precio de nuestra libertad y como baño sagrado que nos salva…. >>. Y, en el responsorial de la misma se nos dice <<Reconoced en el pan al mismo que pendió en la cruz; reconoced en el cáliz la sangre que brotó de su costado. Tomad pues y comed el cuerpo de Cristo; tomad y bebed su sangre. Sois ya miembro de Cristo. Comed el vínculo que os mantiene unidos, no sea que os disgreguéis, bebed el precio de vuestra redención, no sea que os despreciéis>>

Ante estas palabras no podemos sino hacer un camino hacia dentro, al encuentro con nosotros mismos. Un camino que ojalá no nos lleve a la cerrazón propia, sino que nos conduzca a descubrir lo central de nuestra vida, lo que realmente importa. Ya sabemos por experiencia que todo lo que lleva a la división como cristianos no es de Dios. Dios Padre, Jesus, el Hijo y el Espíritu santo, tres personas en un solo Dios son prototipo de unidad y solidaridad, y, esa unidad y solidaridad ha de aflorar en nuestras comunidades cristianas y en la iglesia universal. Habrá muchos razonamientos muy buenos, pero todo lo que lleve a la división no puede venir de lo alto. La Eucaristía es vínculo de unidad y allá donde hay unidad, también hay justicia, misericordia, amor, comprensión, aceptación, perdón, humildad...alegría.  Allá donde hay unidad, es porque se ha hecho real, el rostro de Cristo en el hermano, en la hermana.

Que esta Solemnidad sea fuente de vida y fortaleza para todos nosotros y que nos ayude a cimentar nuestro compromiso como cristianos en Cristo. También que nos ayude a saber cómo llevar a otros esta alegría de haber encontrado el sentido pleno de nuestra vida.

Paz y bien a tod@s  y mis mejores felicitaciones


                                                 Hna. Catalina Mª Inmaculada Ohp


De las Obras de santo Tomás de Aquino, presbítero

El Hijo único de Dios, queriendo hacernos partícipes
de su divinidad, tomó nuestra naturaleza, a fin de que,
hecho hombre, divinizase a los hombres.

Además, entregó por nuestra salvación todo cuanto
tomó de nosotros. Porque, por nuestra reconciliación,
ofreció, sobre el altar de la cruz, su cuerpo como vícti-
ma a Dios, su Padre, y derramó su sangre como precio
de nuestra libertad y como baño sagrado que nos lava,
para que fuésemos liberados de una miserable esclavi-
tud y purificados de todos nuestros pecados.

Pero, a fin de que guardásemos por siempre jamás
en nosotros la memoria de tan gran beneficio, dejó a los
fieles, bajo la apariencia de pan y de vino, su cuerpo,
para que fuese nuestro alimento, y su sangre, para que
fuese nuestra bebida.

¡Oh banquete precioso y admirable, banquete saluda-
ble y lleno de toda suavidad! ¿Qué puede haber, en efec-
to, de más precioso que este banquete en el cual no se
nos ofrece, para comer, la carne de becerros o de ma-
chos cabríos, como se hacía antiguamente, bajo la ley,
sino al mismo Cristo, verdadero Dios?

No hay ningún sacramento más saludable que éste,
pues por él se borran los pecados, se aumentan las vir-
tudes y se nutre el alma con la abundancia de todos los
dones espirituales.

Se ofrece, en la Iglesia, por los vivos y por los difun-
tos, para que a todos aproveche, ya que ha sido estable-
cido para la salvación de todos.
Finalmente, nadie es capaz de expresar la suavidad
de este sacramento, en el cual gustamos la suavidad es-
piritual en su misma fuente y celebramos la memoria
del inmenso y sublime amor que Cristo mostró en su
pasión.

Por eso, para que la inmensidad de este amor se
imprimiese más profundamente en el corazón de los
fieles, en la última cena, cuando después de celebrar la
Pascua con sus discípulos iba a pasar de este mundo al
Padre, Cristo instituyó este sacramento como el memo-
rial perenne de su pasión, como el cumplimiento de las
antiguas figuras y la más maravillosa de sus obras; y lo
dejó a los suyos como singular consuelo en las tristezas
de su ausencia.

sábado, 10 de junio de 2017

SOLEMNIDAD DE LA SANTISIMA TRINIDAD

NADA SURGE DE LA NADA

Muchas personas aún hoy en el siglo veinte y uno siguen inconscientemente o conscientemente resistiéndose en su corazón que existe un Ser superior al hombre. Un Ser al que le cuesta darle nombre. Éste es Aquel a quien los que creemos y somos cristianos llamamos Dios, el Nombre sobre todo nombre. Basta con poner en el google ¿existe o no existe Dios? para afirmar este argumento. Hay cantidad y cantidad de personas que siguen esperando un milagro para creer.

Pero también es muy curioso que hoy en día existan muchas personas que teniéndolo todo (según piensan), honor, un buen puesto de trabajo, dinero, placer etc. siguen viviendo como si no tuvieran nada. Noches intranquilas, agobiándose cada día que amanece, buscar y buscar sin satisfacer, desear lo que ni el dinero ni la herencia pueden comprar. ¿Qué es lo que realmente pasa? A menudo no se oye eso de que ¿mientras más se tiene o se gana se es más feliz?

Constantemente nos abruma el miedo de perder la poca seguridad que pretendemos tener porque, << allí donde está nuestro tesoro está nuestro corazón>> Si la verdad no nos diera vergüenza de  nosotros mismos levantaríamos la voz y daríamos la alarma que << la riqueza no proporciona la felicidad humana en su plenitud porque si no te falta la riqueza material, te faltará la alegría, la humildad, la paz etc. >> Todas las pasiones de este mundo hermanos, no dan la felicidad plena que todos deseamos. Por eso cada vez optamos por levantar muros que nos protejan, que nos aseguren en ese pequeño mundo interior en el que vivimos encerrados con miedo a resfriar, miedo a que nos pase algo nuevo que nos incomode, miedo a lo desconocido, y día tras día vivimos agobiados. No nos faltará la salud, ni la comida, ni siquiera algo para beber. Tendremos familia y amigos, vacaciones y todo lo que esté a nuestro alcance pero nuestro corazón vive en una continua inquietud, vive en un claroscuro de vida. ¿Por qué entonces esta inquietud teniéndolo todo? Porque realmente nos falta todo. Éste todo es la Solemnidad que celebramos hoy los cristianos <<La Santísima Trinidad>>. Dios Trino y Uno, donde se cimenta nuestra fe cristiana.

Este destino desconocido por muchos, ignorado y rechazado por otros lo llamamos la Patria Celestial, es la Casa del Padre de que nos habló Jesús, el Mesías << en la casa de mi Padre hay muchas moradas y de no ser así ya os lo habría dicho>>

Existe un vacío, un hondón en el corazón humano y este vacío  necesita llenarse pero Dios juzgó conveniente dejarnos la libertad plena de elección. Elegir la felicidad que ofrece Él o la del mundo, esta es la felicidad “barata”. Muchos desgraciadamente eligen por llenarlo con lo caduco, es esa vida que carece de sentido, que no nos deja aceptarnos como criaturas limitadas ni aceptar al otro que es distinto a mí y que tenemos el mismo destino. Hay muchos que siguen apoyando sus razonamientos en teorías humanas y que luchan por nublar de una manera u otra que haya un Ser tan Potente y tan Presente que ha creado y que conduce el mundo. Nada explota de la nada y nadie jamás ha conocido la mente de Dios sino a su Hijo, el enviado y su Espíritu Santo, Tres personas en un solo Dios. Dios nos creó a su imagen y a Él solo le debemos nuestro Ser. Por lo tanto el ser humano es un ser divino, habitado por las tres personas de la Santísima Trinidad. Tres personas que no se reparten la única divinidad sino que cada una de ella es Dios. Es decir distintas entre sí por sus relaciones de origen pero no solitarios. El Padre es quien engendra, el Hijo quien es engendrado y el Espíritu santo es quien procede.

Cristo Dios y hombre verdadero fue la imagen completa del Padre. Una imagen que a la vez poseemos todos nosotros y por lo tanto toda vida humana que no se centre en Cristo pierde la posibilidad de alcanzar la plenitud de su ser. Por eso muchas veces andamos tras una búsqueda de lo infinito porque nada de lo que  tiene el hombre le sacia totalmente. << El Verbo de Dios, por quien todo fue hecho, se encarnó, para que al hombre perfecto, salvara a todos y recapitulara todas las cosas>> Pues Cristo es el gozo cristiano, el centro de la humanidad y su plenitud total. El domingo pasado, en el día de Pentecostés celebramos esa plenitud de la Trinidad Divina, cuando Dios Padre (y nadie es padre como lo es Dios) nos envió el Espíritu Santo como la vez primera a los apóstoles  una vez que Cristo (su Hijo amado) es glorificado.

Éste es el grito que habita en cada corazón hecho a imagen de Dios. El corazón humano por ello tiende a buscar algo más profundo, más completo pero nuestra flaqueza y debilidad son grandes para reconocer que ya ese Ser divino habita en nosotros desde que fuimos concebidos en la mente de Dios. Es una verdad en la que nosotros los cristianos nos sentimos muy afortunados. Quien a Dios posee, todo lo posee y cuando por el pecado, que también en nosotros habita parece que se apagan las fuerzas, Él nos tiende su mano poderosa,  aquella mano que hizo triunfar a Cristo y nunca se desploma. De ahí renace de nuevo la fuerza y la esperanza de un cielo nuevo y una tierra nueva.

Nosotros los cristianos pues no eliminamos nada de lo humano sino que damos la plenitud de Cristo que en nosotros habita y nos libera de la miseria. Hombres divinizados y redimidos en Cristo, hombres llenos de sentido, y libres para amar con una libertad interior, total, cabal. Saldremos pues como nos recordaba San Juan Pablo II a la calle sin ningún miedo y sin ánimo de ofender a nadie, a vivir nuestra fe con alegría, a aportar a los hombres la salvación de Cristo que debe penetrar en las familias, en las escuelas, en la cultura y en la vida política. Porque Dios Trino y Uno puede y debe estar presente en el mundo. Todo lo que somos y tenemos viene de Él y no podemos sino devolvérselo en son de alabanza  y continua acción de gracias.

Hermanos recordando el saludo litúrgico os despido con estas palabras << que la gracia de Jesucristo, el amor de Dios Padre y la comunión del Espíritu Santo>> nos ayuden a participar en su misma vida como cristianos que somos.

Paz y bien herman@s en esta Solemnidad de la Santísima Trinidad.


                                                 Hna. Catalina Mª Inmaculada Ohp

miércoles, 7 de junio de 2017

JESUCRISTO SUMO Y ETERNO SACERDOTE



EL SACERDOCIO QUE NO PASA

Jesucristo, el Señor, por ser mediador de una nueva alianza y eterna es el Sumo y Eterno Sacerdote. Bien recordamos sus palabras en cada celebración Eucarística << Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros…, esta es la copa de la nueva alianza, sellada con mi sangre que se derrama por vosotros>>. En este mismo momento, en su corazón una vez más repetía aquella entrega obediente que tantas otras veces había mostrado ante su Padre << aquí estoy, para hacer tu voluntad>>. Jesús ungido por el Padre con el Espíritu Santo no puede sino perpetuar ahora y siempre en su Iglesia su Único Sacerdocio. De ahí el Don inmenso de la Eucaristía. ¿Cómo  podríamos hermanos agradecer a Dios este Don tan único y tan divino? ¡Nadie puede negar este honor sino aquel que no confiesa que Cristo, es el Señor de la Vida!

¿Y cómo se realiza este Sacerdocio Eterno? Por el escándalo de la cruz - el escándalo de la misericordia y el escándalo del Amor. Nos dice la lectura sagrada;

Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores
Lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado, sus cicatrices nos curaron
Maltratado, se humillaba y no abría la boca, sin defensa, sin justicia
Lo arrancamos de la tierra de los vivos
Lo dimos sepultura con los malhechores
 ¡Aunque no había cometido crímenes ni hubo engaño en su boca!
<<Sufriendo aprendió a obedecer y llevado a la consumación se ha convertido para todos los que le obedecemos en autor de salvación eterna proclamado por Dios sumo sacerdote según el rito de Melquisedec>>

¡Y no teniéndolo bastante con sufrir ignominiosamente, se nos ofrece, se nos entrega, se nos da entonces y ahora  como oveja ante el esquilador!

Este Jesús es el mismo que hoy nos dice <<no me acordaré más de sus pecados ni de sus crímenes>> porque donde hay perdón, no hay ofrenda por los pecados. Jesús sabedor de su misión, “…es el engendrado del Padre, no creado y que por nosotros y por nuestra salvación, (Dios) se hizo hombre…”. Jesús pues acepta su misión mesiánica ofreciéndose como Sumo y Eterno Sacerdote, ofreciéndose a Aquel por quien Él es. Él que ofrece es la misma Ofrenda. << Esto es mi cuerpo, esta es la copa de la Nueva Alianza sellada con mi sangre>>.

¿Hermanos cómo podemos dudar pues de su misericordia? ¿Cómo podemos andar a tientas teniendo la entrada libre al santuario en virtud de la sangre de Jesús? Es más si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre, Jesús Sumo y Eterno Sacerdote que sigue intercediendo por todos nosotros en el cielo ante su Padre. Hecho sacerdote para todos nosotros, Aquel que sufrió como víctima  de propiciación.

Pues con esta confianza no podemos sino acercarnos a Él con corazón sincero y lleno de fe porque es fiel quien hizo la promesa. Es el camino humilde del cristiano, de aquel que está en movimiento con la esperanza de no atropellar o ser atropellado pero, si así pasara, estar a sabiendas de que <<hay uno que abogue ante el Padre>>. Aquel que amó sin fronteras, Aquel que nos enseñó a pisar la tierra pero con los ojos levantados a lo alto, a su Padre, a su Abbá. Aquel que muchas veces cuando perdemos la esperanza decimos “no conozco a este hombre”, pero sorprendentemente Él está ahí esperando nuestro retorno a casa con los brazos abiertos.

Pidamos a Dios por todos nuestros hermanos presbíteros que Dios les han concedido un poder que no ha concedido ni a los ángeles ni a los arcángeles, que renuevan el nombre de Cristo, el sacrificio de la redención, nos preparan el banquete pascual, presiden al pueblo santo en el amor, lo alimenta con su palabra y lo fortalece con los sacramentos, para, que el Señor Sumo y Eterno Sacerdote les ilumine y les enseñe cómo construir su Reino Universal con la levadura y una semilla de mostaza que se convierte en un árbol frondoso en donde anidan todos los pájaros.  Pidamos por todos ellos para que sean antorchas que nos iluminen con su vida, con su testimonio, con sus palabras.

También no olvidamos de que todo el que se ha bautizado, es sacerdote, para que mantengamos fiel nuestro compromiso como cristianos con la esperanza de que Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote que atravesó a los cielos siga sosteniéndonos en nuestro caminar.

Paz y bien a tod@s y Feliz Fiesta.

                                                                Hna. Catalina Mª Inmaculada Ohp

ENCUENTRO DE ORACIÓN Y TRABAJO FRAY JUAN DE LA PUEBLA


domingo, 4 de junio de 2017

SOLEMNIDAD DE PENTECOSTES



<<LA HORA DE LA PLENITUD>>
Esta es la alegría que compartimos en la Iglesia Universal,  hoy el mismo Dios se nos da, el Espíritu del Padre hoy llena toda la tierra, el Don de los dones. Hoy llega a su cumplimiento la promesa del Padre, la promesa del Espíritu Santo. Es la hora de la plenitud, la hora en la que el Espíritu de Dios asumiendo el aspecto de lenguas de fuego se derrama en nuestros corazones, en el corazón de la Iglesia, la Esposa bella del Esposo Eterno. Es la Hora en el que el Don de Dios aletea sobre la tierra como en la creación para todo el que lo espera.

Hoy como el primer Pentecostés, el Espíritu de Dios  derramado sobre nosotros  debe sacudir nuestros corazones. Aquellos discípulos encerrados por miedo, al impulso del Espíritu Santo perdieron todo miedo y la incertidumbre que cargaban sobre sus corazones, abrieron las puertas y empezaron a enseñar en distintas lenguas.

Pero, ¿qué les pasa a estos galileos tan temprano? Se preguntaban unos y otros cuando los escuchaban. ¿Están borrachos? No, es la embriaguez del Espíritu Santo que envuelven sus corazones débiles y frágiles. Todos hablan de las maravillas de Dios,  << JESÚS ES EL SEÑOR>> y ¡todos se entienden!

¿Qué pasó? Aquellos discípulos se abrieron de par al par a este Don divino. Dice San Agustín en sus confesiones << Lo que Babel dispersa, la Iglesia lo recoge. La única lengua se divide en muchas: no te maravilles, esto lo ha hecho la soberbia. Muchas lenguas llegan a ser una: no te maravilles, esto lo ha hecho el amor>>. El Espíritu Santo une nunca divide. Es curioso, no hablan la misma lengua. Gente de Galilea, Mesopotamia, Capadocia etc. ¡todos lo entienden! El Espíritu Santo no viene con el mismo corte, ¡NO!, Él nos traerá la Unidad, pero nunca la Uniformidad. Viene a cada uno para darse, para entregarse, por eso nuestro labios unánimes y a una con los coros celestiales  proclaman << Dios mío qué grande eres>>.

Aquel cenáculo de aquellos hombres y mujeres asustados, se convierte en una hoguera que estalla con sus llamas de fuego, se miran todos apasionados por el Señor y salen a predicar por el mundo entero. Ya no habrá más miedo, ni temor porque a partir de este momento este será el manantial que saciará su sed, el aliento que les empujará a predicar a Jesucristo, liberados del miedo y de las cadenas de la comodidad, saldrán como héroes a todas las naciones, como profetas que anuncian la verdad. Como testigos oculares que anuncian con valentía lo que han contemplado sus ojos y tocado sus manos.

 Su tarea y misión se clarifica <<TESTIGOS DE LA VERDAD, JESÚS ES EL SEÑOR>>.

Hoy es difícil pero no imposible anunciar esta gran VERDAD, que << JESÚS ES EL SEÑOR>>, igual que los primeros discípulos que se convirtieron en mártires de la VERDAD. Ahí los tenemos casi todos los Apóstoles mártires. ¿Por qué? Porque si alguien es testigo de la verdad, se  convierte inmediatamente en mártir de esa verdad. La iglesia desde sus comienzos ha sido motivo de persecución, ¡cuántos cristianos han muerto y siguen muriendo cada día por creer y confesar  que <<JESUS ES EL SEÑOR>>! Pero aun así está aquí nuestra alegría: poder confesar <<QUE JESUS ES EL SEÑOR>> y en Él vivimos, nos movemos y existimos.

Que caminemos hermanos reconociendo a Cristo como nuestra fuente y nuestra meta. Porque cuando Dios retira su aliento todo hermanos míos, todo se convierte en polvo.

El Espíritu Santo aletea sobre cada uno y Jesús hoy vuelve a exhalar sobre nuestros corazones frágiles con su fuerza resucitadora. Digamos pues confiados:

¡Ven Espíritu Santo, ven amigo,
ven y llénanos con tu fuerza para anunciar que <<JESUS ES EL SEÑOR>>!
¡Ven y llénanos con tu sabiduría para vivir la vida de Jesus.
Ven e infúndenos el entendimiento para escrutar las profundidades del pensamiento de Dios y de su designio de salvación.
Ven y ayúdanos a tomar opciones según la lógica de Jesús y su Evangelio.
 Ven a sostener nuestra debilidad.
Ven y ayúdanos a captar a través de la creación la grandeza y el amor de Dios.
Ven y sana nuestro vínculo con Dios y con los hermanos.
Ven y recuérdanos cuán pequeños somos ante Dios y su amor para así abandonarnos con humildad y confianza en sus manos!.
¡Ven Espíritu Santo Ven!.
Paz y bien y Felices Fiestas de Pentecostés a todos y a todas.
                                                                        

   Hna. Catalina Mª Inmaculada