lunes, 29 de mayo de 2017

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO





VEN ESPÍRITU SANTO VEN

Ven Espíritu Santo, despierta en nosotros la fe
 en Dios y en su enviado
para que los conozcamos, los amemos
para que podamos decir Abba – Padre
Ven Espíritu Santo

Ven Espíritu Santo, luz de la Trinidad que estalla en esplendores
inicia una vida nueva en nosotros,
enséñanos Tú que conoces lo íntimo de Cristo
Tú el gran don de Dios y el Verbo divino
Ven Espíritu Santo

Ven, fuente inagotable
danos de beber en tus múltiples dones
para que no podamos volver a nuestros pozos
inúndanos con tu gracia
Ven Espíritu Santo

Ven Espíritu Santo, Aliento de vida
ven, don generoso
renuévanos y consuélanos
fortalécenos y santifícanos
Ven Espíritu Santo

Ven Espíritu Santo, fuente de Carismas
Enciende tu fuego devorador en nuestros corazones
aviva en nosotros el primer  Pentecostés
para conocer a Cristo, el Verbo y a su palabra
Ven Espíritu Santo

Ven, nuestra  Unción
revístenos con la gloria con que Cristo fue glorificado
clarifica en nosotros lo que el pecado confunde,
restáuranos en la unidad plena del Dios Trino y uno
Ven Espíritu Santo

Ven Espíritu Santo, nuestra esperanza
guíanos por la senda de Cristo,
rompe nuestras cadenas y ataduras,
sana nuestras enfermedades y flaquezas
Ven Espíritu Santo

Ven, sello divino de Dios y Dios mismo
escribe en nuestra alma el santo nombre de Cristo
graba en nuestro corazón las Palabras de Cristo
pon en nuestro dedo la Alianza del Amor Eterno del Esposo
Ven Espíritu Santo Ven.

Hna. Catalina Mª Inmaculada




domingo, 28 de mayo de 2017

SOLEMNIDAD DE LA ASCENSIÓN

LA ASCENSIÓN  DEL SEÑOR

Nos encontramos ante un misterio de Cristo que en su tiempo dio mucha bulla por su peculiaridad, no perceptible por los sentidos humanos pero un hecho cierto y real. El misterio de la << la subida visible de Cristo a los cielos>> cuarenta días después de su Resurrección delante de sus apóstoles. Un hecho que recogen varios escritos de la Sagrada Escritura. Los Evangelios Sinópticos nos ofrecen unos detalles, no menos importantes e interesantes que  en los Hechos de los apóstoles, los cuales nos dan una descripción con más detalles de esta subida visible e innegable.

Me interesa enormemente recoger unos detalles, por ejemplo;

-Lc 24: 50-53 nos dice, << Después los condujo fuer hasta las inmediaciones de Betania y, levantando las manos, los bendijo. Mientras los bendecía, se separó de ellos y se lo llevaron al cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén llenos de alegría. Y estaban continuamente en el templo bendiciendo a Dios>>. (Betania está en las proximidades del monte de olivo, ¿allí pudo ser la Ascensión?)
-Mc 16: 19 se limita a decirnos que << Entonces, el Señor Jesús, después de hablar con ellos, fue recibido en el cielo y se sentó a la diestra de Dios>>.
-Hch 1: 9-12 <<  Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo>>. ¿En el Monte de olivos?

Otros Escritos que hacen referencia a este hecho serán:

-Efesios 4: 8-10/ 1 Tim 3: 16/ Jn 6: 62, 20: 17 etc.

Actualmente en el Monte de Olivos se encuentra la capilla de la Ascensión.

También el  número cuarenta tiene su peculiaridad en  las Sagradas Escrituras. Por ejemplo:

-Cuarenta los años que el pueblo de Israel atravesó el desierto antes y después de su infidelidad, momento de gran prueba y maduración de la fe

-Son cuarenta días los que Jesús pasa en el desierto después del Bautismo por Juan y es tentación por Satanás. Tiempo de prueba y maduración.

-Hay cuarenta días después de la Resurrección y Jesús después de haber manifestado varias veces a sus apóstoles, les muestra ahora aquella última aparición de su vida terrestre.

-Así mismo, cuarenta son las semanas que el niño pasa en el seno materno, tiempo de maduración de un nuevo nacimiento

En este tiempo ¿será el tiempo de un nuevo nacimiento? ¿Tiempo de una maduración espiritual acerca de nuestra fe cristiana? Si así fue para los Apóstoles, para nosotros los creyentes mucho más.

Muchos de los escritos del Nuevo Testamento nos hablan de  la exaltación de Cristo junto a su Padre después de su Resurrección, gozando de la plenitud celestial, sentado a la diestra de Dios en la gloria y desde allí ha de venir en la Parusía. Unen la Resurrección con la Ascensión del Señor tal vez aferrándose a aquella conversación de Jesús con la primera apóstol, Mª Magdalena en el domingo de la Resurrección << No me toques porque todavía no he subido al Padre>>. Esto lo recogen las siguientes citas: 1Jn 2,1; Mc 14, 62; Rom 8, 34; 1 Tes 1,10 4,16; Col 3,4 etc.

 La visión lucana a su vez  nos  muestra a Jesús que se presenta a los suyos y lo reconocen varias veces antes de su Ascensión definitiva, esto es la manifestación visible de Cristo a los cielos. Lucas nos habla de Jesús que aparece a los discípulos reunidos en ausencia y presencia de Judas, también  a los dos entristecidos y desanimados rumbo a  Emaús, aparece al lado del lago y comparte el pescado asado con sus discípulos. En esta manifestación definitiva a la que se refiere Lucas nos dice que <<Jesús sacó a los discípulos hacia Betania lugar de la subida a los cielos>>.  Así lo atestiguan otros Escritos: Jn 20, 14-16, 28/ Jn 21,1-23/  Hech 9, 3-6 etc

El Evangelio de Mateo que seguimos en este Año A, nos habla de que <<los discípulos van a Galilea al monte que Jesús les había indicado y les hace el envío Universal>>. Este Evangelio también concuerda con el anuncio de la primera apóstol, María Magdalena en la mañana de la Resurrección cuando Jesús pide que dijera a sus discípulos que vayan a Galilea y allí lo verán.

Fuera cual fuere la versión ninguna niega la otra y las dos se complementan mutuamente. 
Esta última ida de Cristo,  partida que precede a la efusión del Espíritu Santo nos abre el camino al cielo. Jesús lleva consigo toda la humanidad hasta el corazón del Padre. ¿Entonces ya todo está hecho? ¿Hay que cruzar las manos y esperarnos? Absolutamente NO.  Nada de eso.

En mi tierra, en lo que llamamos, la escuela dominical, para que los niños comprendieran el Evangelio del domingo, les mostrábamos una imagen que recogía los detalles del Evangelio.

Es de mucha importancia utilizar una imagen para intentar comprender este misterio de la elevación del Señor:

¿Sabemos cómo se injertan los arboles? Pues bien: supongamos que Dios Padre es el árbol ya crecido y frondoso, y Jesús su Hijo con el Espíritu Santo son las raíces y la savia respectivamente, por su parte toda la humanidad, tú y yo venimos a ser esa plantita frágil y débil que se injerta en el árbol frondoso. Este esqueje crece en la medida en que entra en comunión, en la intimidad con el árbol. Esto es, Cristo nos lleva al Padre a todos sin excepción de nadie, pero cada uno, cada ser humano asciende al Reino eterno en la medida que vaya fortaleciendo su unión íntima con el Padre. En la medida en que “chupemos” por así decirlo,  de nuestra savia que nos ofrecen las raíces. En la medida en que abracemos nuestra raíz ¡Vaya tarea! ¡Mucha!. ¡Vaya responsabilidad! Mucha. Pero Él no nos deja huérfanos ya nos enviará el Paráclito.

¿Y qué haremos  si Jesús sube a los cielos y nos deja en este mundo envuelto en tantas contradicciones?  El cielo no está absolutamente en un lugar lejano de nosotros, está dentro de cada uno de nosotros. Jesús nos mostró  con cada detalle el rostro de su Padre amoroso. Jesús pasó la vida amando haciendo todo lo que veía hacer su Padre: AMAR. Pues si Dios es AMOR, allá donde hay Amor está el cielo. ¿Tienes un pedazo de corazón que derrocha Amor? Pues bendita y bendito eres tú,  porque posees el Reino en ti, ¡regálalo a todos sin reserva!

¡Qué bien y qué detalle más hermoso! Porque un hermano nuestro, ¡uno de nuestra raza está con su Majestad, sentado a la derecha del Padre! Ya no puede haber temor. Ya no puede haber miedo a la muerte, si Cristo el Señor nos aguarda a la llegada, si cada día que amanece asoma por la ventana de nuestro corazón a ver si retornamos a Él. Ya no puede haber miedo a nuestra suerte como cristianos, nada nos podrá separar del Señor, ni la muerte, ni el abismo, ni el pecado. Porque Él vendrá a nuestro corazón pobre pero disponible a su obrar, porque Él  nos ha dicho y en Él  no puede haber engaño << Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo>>.

¿Qué misión nos deja Jesús? Lo que Él fue e hizo en toda su vida, bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo enseñando a todos a guardar la Buena Nueva en sus corazones.Jesús hoy nos dice:

-       Haced discípulos míos
-       Bautizad
-       Enseñad
-       Guardad lo mandado

Este  es el camino pero también nuestra meta, nuestra misión de cada día.

Como veis, todavía nos queda un largo camino. Son tantos y tantos que evangelizar comenzando por nosotros mismos. Pues, ¡entonces será imposible, nadie nos escuchará!  Nada es imposible, todos juntos podemos hacer de la tierra un buen trozo del cielo, comenzando en nuestras familias, nuestras fraternidades, instituciones, trabajos, con nuestros amigos. Empezando donde nos hallemos. Empezando a tomar conciencia de que tenemos una gran labor, tenemos una gran finca que cultivar para que germine esa preciosa semilla que Cristo el Señor dejó sembrada bajo nuestra custodia. ¿Te toca regar, cultivar, pastorear, bautizar, enseñar? Esto se hace siendo un discípulo de Cristo que ante todo guarda con cautela y delicadeza todo lo que ha visto u oído de su Señor, Cristo nuestro hermano. Él nos enviará el Paráclito que nos indicará y nos recordará todo lo que nos ha dicho.

Lucas culmina este Evangelio con Jesús levantando las manos y bendiciendo. ¡Qué preciosos los detalles que recogen este Evangelio! Bendecir- bien decir. Jesús no puede sino hacer y decir el bien sobre nosotros.

Nos unge con un aceite nuevo, el del Espíritu Santo para conocer la verdad y hacerla llegar a todo el Mundo “mundial” sanando y curando el corazón humano.
Cada uno de nosotros somos el Hijo predilecto, el Hijo del Amor de Dios.

FELIZ SOLEMNIDAD A TODOS Y A TODAS.

Que Dios nos bendiga a todos.

Hna. Catalina Mª Inmaculada Ohp


domingo, 21 de mayo de 2017

¡NO OS DEJARÉ HUÉRFANOS!




¡NO OS DEJARÉ HUÉRFANOS!


¡Qué palabra más esperanzadora! ¿Qué más podríamos esperar del Maestro? <<No os dejaré huérfanos>>, palabras llenas de vida, de compromiso, de Amor, de bondad…<<No os dejaré huérfanos>>.

Concluido el tiempo previsto para la misión de Cristo, después de haber llevado a cabo el proyecto encomendado a Él por su Padre, Jesús con unas palabras llenas de aliento quiere despedirse de sus discípulos. Antes de realizar su llegada a la meta después de su éxodo terrenal hacia el cielo, Jesus siente el vacío, y el miedo que se acumula en los suyos. Y es aquí donde les alienta con una promesa divina <<no os dejaré huérfanos>>, << yo le pediré al Padre que os envíe el abogado defensor, el Paráclito, el Espíritu de la verdad>>.

Hoy quisiera sentir en mí la gran pérdida que sintieron sus discípulos al conocer la inminente partida de su Señor. Un sentimiento que me lleve a desear y a concienciarme más de la promesa divina <<no os dejaré huérfanos>>. Jesús hoy nos habla de dos palabras claves en la vida humana: el Amor y la Obediencia.

Jesús, recorre toda su vida terrenal amando sin medida, absolutamente entregado a la misión a él encomendado, ama sin límite, sin medida, sin esperar nada a cambio, desinteresadamente. Su misión ha sido y es Amor. Y ¿cuantas veces yo misma para amar me veo obligada a hacer cuentas? ¿Recibiré el mismo amor que ofrezco? ¿Alguna ganancia? Es tanto que incluso en la misma oración sin darnos cuenta solemos oír <<Señor, yo te pido esto y esto, y si me lo ofreces, te daré esto, sacrificaré esto o lo otro>> Jesús ama porque todo Él es Amor. Hoy nos dice <<el que me ama guardará mi palabra, mi Padre lo amará y vendremos a él>>
El “sí” de Jesús a la voluntad divina de participar de lleno en el plan salvífico no le fue nada fácil. Su Kenosis llega hasta el fondo, Jesús Hijo del Altísimo vive en su vida continuamente momentos oscuros de la vida humana. Momentos que solo los ilumina su relación con el Padre:

El Rey del Universo nace en un pesebre ¡si fuera en un castillo bien se lo creería todo el mundo! Su infancia es rodeada de guerras y se verá obligado a salir de su país. ¿Un Dios desterrado?  

Jesús vive y crece bajo la autoridad de María y de José. Atravesará valles y fronteras para llevar la Buena Noticia a todos. Se verá rechazado en su mismo pueblo, perseguido y finalmente muerto en la cruz como un malhechor. Nulo en su proyecto.

Pero casi en el silencio, sin vocear por las calles la Buena Nueva surge con raíces fuertes y robustas.

Ahí tenemos hoy la figura de Felipe, hombre honrado y justo que predica a Cristo y obra signos grandes. Felipe nos muestra la confianza y la fe inmensa que tenía en Jesús. Su fe lo lleva a realizar obras grandes.

 He aquí una imagen verdadera de la fe cristiana, a la cual Pedro nos llama a estar siempre dispuestos para dar explicación a quien nos pida la razón de nuestra esperanza y además con delicadeza y con respeto.

Jesús pregona la Buena Nueva sostenido por su Padre y el Espíritu Santo. Pidámosle que nos enseñe a Amar y a obedecer al don recibido de Dios.

Os invito a hacernos dos preguntas sencillas pero a la vez difíciles:

¿Vivo el amor pasando facturas o a la manera de Cristo?

¿Jesus fue obediente hasta la muerte, mi obediencia brota de su misma obediencia?
                                                           


 Hna. Catalina Mª Inmaculada.

domingo, 14 de mayo de 2017

V Domingo de Pascua




UN CAMINO EN LA VIDA: SER PARA EL SEÑOR

Hoy V domingo de Pascua, Jesús vuelve a recordarnos “yo soy el camino, la verdad y la vida”. Estas tres palabras muy importantes en nuestro caminar nos vienen a hacer una invitación tanto personal como comunitario. Es como si Jesús nos preguntara ¿Quieres andar por la senda segura? << Camina por mí>>. ¿Quieres poseer la sabiduría por excelencia? <<Conóceme>>. ¿Quieres vivir eternamente y plenamente? <<Yo soy la Vida>>.

¡Es tan claro! pero aun así no dejamos de recordarnos como si fuera la vez primera que las escuchamos porque así llegaremos a vivir su voluntad sobre nosotros. La invitación de Cristo suscita en nosotros una conciencia de que es posible ser seguidor suyo, ser cristiano sin conocerlo. ¿Y qué es conocer a Cristo? No es memorizar enseñanzas cristianas, ni rezar muchas novenas ni siquiera comulgar todos los días. Conocer a Cristo, Verdad plena, es tener una relación íntima con Él, poseer una experiencia interior con Aquel que es uno con el Padre y el Espíritu Santo. Es confiar en Él, llegar a abandonarme en sus manos. Acoger con un corazón ardiente, sencillo  y disponible el Amor Absoluto y Gratuito de Dios Padre en Cristo. Es reconocerme necesitado de Él. Es creer con mi corazón y confesar con mis labios que “con el Señor lo demás me sobra”. Que Dios es la roca de mi vida.  Que Cristo es el centro por el que gira mi ser, mi persona, mi vida, mi familia...Es tocar a Jesus en su humanidad y adorarlo en su divinidad.

La primera lectura de los Hechos de los apóstoles nos muestra cómo el hecho de ser cristiano no es sinónimo de estar a salvo de los problemas ni tampoco ser plenamente santos. La iglesia, el cristiano, tú y yo nos veremos necesitados de abandonarnos en Dios con nuestra oración, con su palabra si realmente hemos optado y queremos seguir siendo sus testigos en este mundo. Día y noche nos veremos necesitados de su Espíritu Santo que nos ilumine y que nos ayude a resolver nuestros problemas pacientemente y a luz del Evangelio a fin de que las mismas dificultades sean momentos oportunos de nuestro crecimiento personal y espiritual. Momentos que nos llamen la atención para redescubrir nuevas maneras de actuar, nuevas formas de resolver tantos problemas a nuestro alcance como una misma familia, para crear un mundo mejor, un mundo que valore y que se preocupe con entrañas misericordiosas por los más desfavorecidos sin acaparar nada de lo que Dios nos ha dado, nos ha confiado para nuestro bien y el de la creación entera. Un mundo que defienda, aunque esto suponga perder la misma vida, el trabajo, los amigos, sea lo que sea, los valores y derechos humanos ceñidos por el temor de Dios. Un mundo que reconozca a Dios en el prójimo y pueda proclamar su fe libremente. Un mundo de todos,  para todos.

Hermanos y hermanas abandonados en la fuerza salvadora de Cristo que nunca nos dejará solos caminaremos por su senda porque somos una nación santa, elegida. Un pueblo adquirido en posesión para anunciar las grandezas del que nos ha llamado de las tinieblas a su luz admirable: Jesús, Hijo de Dios, nuestro Señor y Mesías.

Recordemos también a tantos hermanos misioneros que han salido de sus países y ambiente familiar para llevar la Buena Noticia al mundo entero, especialmente hoy la familia franciscana recuerda de manera especial a sus misioneras y misioneros, para que sean antorcha encendida que ilumine a todos la invitación que Cristo nos hace hoy: caminar por su camino, conocerle y centrar nuestra vida en Él.

Para gloria de Dios,

                                            Hna. Catalina Mª Inmaculada Ohp