domingo, 30 de abril de 2017

¡MI VIRGEN DE MAYO!



¡MI VIRGEN DE MAYO!

A ti te saludo, enamorada de Dios
A ti te saludo sagrario viviente del Altísimo
A ti te saludo arca de la Nueva Alianza
A ti te saludo esperanza nuestra y del mundo entero
¡A ti Virgen de Mayo!

Dios se fió de ti, y te mandó aquel huésped radiante
Y ante aquella petición, el Altísimo entró en tu aposento
¡Y qué sorpresa! Madre mía
Ya no será su centro el Templo sino el corazón humano
¡Y el medio serás tú, Virgen de Mayo!

Entonces te convertiste en la discípula más fiel
La agraciada, la amada, la elegida, la predilecta…
Eres la esperanza universal, nuestro Polo Norte
Arca viviente y camino del peregrino
¡Tú, Virgen de Mayo!

Tú, mujer de entrega definitiva
Que supiste abandonarte al porvenir misterioso de Dios
Tú, mujer creyente,
Que supiste dejarte conducir por el camino de la fe verdadera
¡Oh, Virgen de Mayo!

Por aquellas aldeas de Judea fuiste con presteza
La alegría te hacia saltar como cervatillo para anunciar la Buena Noticia
Tu alma enamorada deseaba desbordarse con el Magníficat
Y Tú hija predilecta te abajas y nos trazas el camino del servicio
¡Tú, Virgen de Mayo, portadora de la alegría Mesiánica!

Tú la mujer silenciosa ante el drama Mesiánico
Tú que convertiste tu corazón en una reliquia de la Palabra Divina
Mujer de escucha y del discernimiento continúo
Que comprendió en medio de la prueba el plan Divino
¡Madre de mi vida, Virgen de Mayo!

Tu esposa Virgen del Verbo Virgen
Tu tálamo nupcial del Verbo
Tú el lecho florido como en Mayo, para el reposo del Verbo
Tú la perfecta, bañada por la belleza celestial
¡Tesoro de mi alma, Virgen de Mayo!

Oh Plenitud maravillosa,
Oh amor puro, no adulterado
Oh la flor del campo y el lirio de los valles
Oh jardín de las delicias Divinas
¡A ti, mi Virgen de Mayo!



Tu que supiste vivir únicamente la misma vida de tu Hijo
Tu Madre del Verbo encarnado y Madre de la Iglesia
Tu que supiste vivir en el Amado, por el Amado y con el Amado
Tú que hiciste posible la unión perfecta con el Hijo predilecto
¡Tu alma esposa de Cristo, Virgen de Mayo!

Tu Madre del hogar cristiano
Tu sabroso paladar de los que te aman
Tu refugio del afligido y desamparado
Tu corazón de Jesús, el Hijo del Altísimo Rey
¡Oh cuan dichosa eres Virgen de Mayo!

Madre nuestra y maestra silenciosa
Enséñanos a no reservarnos nada
Enséñanos a contemplarte en el Misterio Divino
Enséñanos a amarte a ti y a Jesucristo sin mezcla ni sombra alguna
¡Enséñanos ser como tú, Virgen de Mayo!









domingo, 16 de abril de 2017

HABLA MARÍA MAGDALENA

HABLA MARÍA MAGDALENA

Era una Unión intima fruto del amor entre ambos la del Maestro y
La de aquella Cruz que  sostenía su cuerpo desfigurado
Este a su vez la abrazaba como abraza una madre a su criatura
Y el monte Calvario se incendiaba con llamas Vivas de Amor
Llamas que en el silencio amasaban y horneaban Aquel Pan Bendito

De mi corazón brotaron deseos de volverlo a abrazar
Ganas me sobraban de dejarme partir y repartir por Él
Y era entonces cuanto comprendí su mensaje
El mensaje que tanto me había costado comprender, <<sufrir obedeciendo>>
Besando así la Voluntad Divina

¡No! ¿Cómo podía la muerte robarle la Vida?
¿Cómo podía desfigurado desaparecer aquella cara resplandeciente?
¿Cómo podía el Rey de la Paz, morir, desaparecer en manos humanas?
No, no ¡todo aquello no podía convertirse en una vergüenza!
Él viviría, Él,  el mismo Templo se levantaría al tercer día

Aquella noche no pude reconciliar el Sueño
¿Cómo podía alejarme de su sepulcro?
Ya había sido parte de mi vida, y sin Él todo se descomponía
Sentí cómo el Verdadero Amor era más fuerte que la muerte
Nada podía separarme de Él, ni la muerte, ni la misma vida, ni el mismo pecado

Él era para mí la única esperanza
Había lavado mis pies cansados y llenos de polvo
Más de una vez me había extendido su abrazo de Perdón
Él me había devuelto la dignidad
Y me había enseñado de nuevo a tener confianza conmigo misma

Muy de madrugada, sentí como mi alma lo andaba buscando
Y yo tras él, corría desesperada y agotada con un frasco de perfumes
Nada me podía detener, ni la vida, ni la muerte
Solo tenía sed, y esta sed solo Él la  podía saciar

Grande fue mi dolor, al ver aquella tumba vacía
<<Si te lo has llevado tú, dime donde lo tienes y yo lo recuperaré>>
Su ausencia despertó en mí más deseo y una búsqueda desinteresada
¿Has visto el Amor de mi alma? le rogué,
Su imagen como un sello se había grabado en mí

Más aquí, envuelta en dolor y tristeza
Oí la voz de mi Amado que me llamaba <<María>>
Yo volví, lo reconocí y le contesté <<Rabbuni>>
Lo abracé ya no quería jamás soltarle
¿Cómo podía volverlo a perder?

De su costado abierto manaba vida
Su rostro resplandeciente adornado de gloria y belleza
Y como discípula fiel me dijo:
<<Llévame contigo, correremos hasta la eternidad>>
Entonces, me crecieron dos alas blancas y a prisa anuncié su Resurrección
<<He visto al Señor>>

Mi reencuentro con Él me había devuelto la sonrisa
Mi corazón se inundaba de alegría
Su palabra se hacía vida desbordante en mí
Su ausencia, una presencia amistosa, oculta y silenciosa
Mi contacto con Él, una paz indecible

Y junto a su madre, maestra silenciosa
Aprendí a perder,  ya que Él,  lo había perdido todo
Aprendí el camino duro y exigente del Perdón
Aprendí cómo el grano enterrado llega a hacerse un árbol robusto
Aprendí a orar y a confiar hasta el último momento.










domingo, 9 de abril de 2017

LA HISTORIA DE UNA BORRICA

El día había amanecido como tantos otros y poco a poco contemplaba cómo la oscuridad de la noche y el brillar de las estrellas iba  desvaneciéndose  con la llegada del nuevo día. No lo sé explicar pero algo en mi me hacía sentir muy contenta y  bendecida. Surgía dentro de mí una alegría más  inmensa que de costumbre. No porque mi amo me echara más pienso o que éste tuviera otro sabor. No, no era nada de eso, era otra cosa, otro sentimiento que ni yo sabía explicar.

De pronto muy apresuradamente llegaron dos muchachos. Yo no los había visto antes, mas no me intranquilicé porque parecían hombres de buen corazón. Mi amo me trataba bien y yo junto a él me sentía protegida, querida y amada. Yo vivía convencida de que nadie me podía maltratar porque así me tenía mi amo de quien yo estaba muy orgullosa, el daría  toda su riqueza por mí.

Aquellos muchachos se miraron, sonrieron y humildemente se acercaron, yo seguía muy tranquila y de vez en cuanto movía mi cola en señal de mi satisfacción. Uno de  ellos el que más joven parecía se arrimó más aún. Me miró como si me pidiera permiso, me desató y me guió por donde habían llegado. Al oír mis taconazos en aquella rocosa aldea, mi amo se presentó, parecía conocer a aquellos muchachos con lo cual no hubo tampoco mucha conversación. Solo alcancé  a oír unas palabras << el maestro la necesita>>

¿El maestro? ¿Quién era aquel? me preguntaba a mí mismo y por el camino fui contemplando aquellas palabras. ¿A mí? ¿El maestro? ¿Por qué especialmente a mí?  Eran tantas las preguntas pero, sabia una cosa << el amo no me abandonaría jamás en manos peligrosas>> ¡le había tomado tanta confianza!

Cuando llegamos vi a  un grupito de hombres sentados escuchando a uno que les hablaba con fervor. Al vernos se levantaron para darnos una calurosa bienvenida, para mi sorpresa no faltó ni el pienso que tanto me gustaba ni el agua. Se acercó aquel hombre hasta mí, me acarició con la palma de su mano…. Nunca me había sentido tan feliz, sus manos eran distintas de las de mi amo, transmitían vida, cariño, amor, felicidad…y me dijo al oído <<te he elegido para ser mi cabalgadura hacia el triunfo victorioso, tú hoy llevaras al Rey que tantos no quisieron>>. ¡Qué lástima, aquella última palabra, “no lo quisieron”! luego prosiguió << sufriré pero reinaré eternamente>>. Me sentí honrada, me sentí plena y le hice una promesa desde el fondo de mi corazón, <<no te fallaré,  te llevaré hasta el lugar de combate, te llevaré como a un Rey>>.

Aquellos que le escuchaban, trajeron sus mantos que las tendieron muy cariñosamente sobre mi espalda, y los acomodaron, Él se montó  y empezamos el largo viaje.  Yo conocía el camino porque lo  había recorrido muchas veces con mi amo cuando íbamos a vender lana, recordaba muy bien aquellos muros hilados entre piedras meticulosamente encuadrados y encajados. Pero esta vez algo nuevo brotaba en mí, algo más me hacía levantar mi cabeza y mover para allá y para acá  mis orejas con orgullo.

 < <Llevaba al Rey, me iba repitiendo en mis adentros>>.

Muy cerca de la ciudad santa, se corrió la voz que aquel Maestro llegaba e irrumpieron muchos niños y una muchedumbre inmensa con sus ramos de olivos y palmas ya que en los alrededores había muchas huertas de olivos. Este Rey me pareció a mí que era muy popular y la gente se involucraban con él intentando tocarle y verlo, y unánime  y fuertemente cantaban <<Hosanna, al Hijo de David, bendito el que viene en el nombre del Señor>>. ¡Nunca había sentido antes tanto honor! Todo el camino estaba alfombrado con mantos y ramas de olivos y yo las pisaba con gracia y arte.

Me gustaría haberle visto su cara pero sobre mi lo sentía feliz, seguro y que apreciaba mi fiel entrega. Por la gente llegó a mis oídos que era un Nazareno, que se proclamaba Hijo de Dios. Yo no lo dudé porque ya había tenido experiencia amistosa con él y había pasado a ser  mi mejor amigo y compañero. También oí a la gente contando todo lo que había hecho tendiendo sus manos a todos sin distinción alguna, que era un profeta cargado de compasión y comprensión, que se mezclaba con los humildes, los pobres, los marginados. Que había incluso resucitado a un tal Lázaro. ¡Qué tipo de persona!,  me encantaba. Cada vez afinaba más el oído para recoger más noticias  sobre él y ¿cómo no? cada vez caminaba al compás de mis sentimientos. ¿Pues será que por ser humilde me escogió a mí? pensé pero no me dejé perder en estos pensamientos ya que quería conocer más su historia. El griterío de Hosanna resonaba cada vez más fuerte y aquello se quedó muy grabado en el fondo de mi corazón y  de vez en cuanto repetía en mis adentros <<Hosanna, Hijo de David, Hosanna>>. Antes me habían llamado la atención los animales sacrificados sobre los altares pero ahora los sobrepasaba a todos, cargaba en mis espaldas al mismo Rey.

Entre tal barullo no supe lo pronto que llegamos, en ese lugar apreciado de Dios sobre la tierra, esto me susurraba en el oído mi amo cada vez que llegábamos en Jerusalén. Pero, ahora el mismo Dios en persona estaba en ella. No faltaron quienes increpaban a la gente para que se callaran pero mi Rey les dijo <<si ellos callaran, las piedras cantaran>>. Él no tenía miedo a nadie y hablaba con toda autoridad como un Rey. Me gustó mucho su respuesta, precisa, concreta y directa. Cada vez más, la gente que nos habían acompañado se encogían de miedo  y la aversión de los religiosos y la autoridades crecía en toda la comarca. Me dio mucha lastima, ¿por qué no lo querrían? ¿Por qué no se alegraban de su presencia? Entonces recordé sus palabras <<sufriré pero reinaré>>. Cesó el homenaje, Él muy de prisa se bajó de mi cabalgadura y me dejó en la custodia de sus discípulos. Pero en mí dejó una alegría y un orgullo de haber podido llevarlo y a la vez una tristeza al separarse de mí.

                                                  


domingo, 2 de abril de 2017

EL LLANTO DE JESÚS

¡EL LLANTO DE JESÚS!

Era en aquella casa de la pobreza

Marta y María bañadas con lágrimas y llanto

Sus rostros tan entristecidos  provocan gemido, desconsuelo y desencanto

¡Tu amigo, su hermano a quienes aman ya no vive!


Es demasiado agobiante el verse separado de su propia sangre y carne

Es la más grande pobreza que aumenta en esta casa de Betania

Todo es tristeza e incertidumbre, ¿Cómo no pudo llegar el maestro?

¡Tu amigo, su hermano, la voz de la casa ya no vive!


¿Qué será de aquellas dos mujeres?

¿Unos pobres rechazados?

¿El hazmerreír del pueblo,  unas desdichadas…? No, ya resurgirá tu hora.

Tu Amor volverá a resurgir la vida porque tú mismo eres la VIDA.


He aquí que llegas, miras, contemplas todo paulatinamente

Llanto, lagrimas, desconsuelo, desaliento, todo un mundo impregnado de sufrimiento

¡Ya van cuatro días, ya huele, no puede haber vida, más… si tu estuvieses viviría!

Pero no, ya llega tu hora, ya llega la VIDA


Una flecha de doble filo te clava en lo profundo de tu corazón

Como en una cámara lenta, miras todo, lo sientes, la haces tuyo

Y con hondo suspiro, te emocionas, te estremeces, compasivamente te rompes a llorar…

Pero, ¿por qué lloras vida mía si sabes que volverá a vivir?


Bien lo sabes mi Señor, bien has aprendido la lección de tu Padre

¡Tú vienes a dar vida, pero perderás la tuya libremente!

Ese Amor Absoluto será don, entrega, repartirse, compartir, olvido de sí, negarse…

¡Ya lo sientes en tu propia carne, porque tú eres VIDA!


Tu llanto lo hace universo, porque nadie te gana en compasión

Sientes el desgarro de las entrañas de una madre que pierde su hijo en su regazo.

Palpas el llanto de un padre que contempla a su hijo alejarse de su propia casa.

Es el llanto del oprimido, del abatido, del abandonado, de mi pecado…


Y en este llanto mi Señor, nos darás la lección aprendida del Padre.

Perder la vida por ti será nuestra señal de Amor.

Nuestros corazones envueltos por tu amor dilataran bondad y esperanza

¡Y Tú, VIDA mía y AMOR mío, serás el primero en caminar por esta senda!


¡Irrumpe Señor nuestro sueño, mi sueño!

¡Llámanos a la VIDA verdadera que solo de ti procede!

¡Riega nuestros corazones desérticos con tu llanto poderoso!

¡Y déjanos bañar en tus lágrimas de Amor Ofrecido, Donado, Entregado…!


¡Hasta que nuestros sueños se conviertan en VIDA verdadera, VIDA eterna!