domingo, 19 de febrero de 2017

SED PERFECTOS COMO VUESTRO PADRE DEL CIELO ES PERFECTO



<<SED PERFECTOS COMO VUESTRO PADRE DEL CIELO ES PERFECTO>>

Hoy las lecturas nos invitan a vivir la perfección de Dios que no es otra cosa que la perfección Evangélica, la perfección del Amor. Esta perfección nos conduce a vivir << la riqueza a satisfacción>> acogiendo agradecidamente lo que el mismo Dios nos regala. Esta perfección nos hace retornar a nuestro verdadero hogar que es su Palabra; en el encuentro intimo con el Amor Absoluto.
Ante le reprensión que Jesús una vez dirigió a Pedro << ponte detrás de mí satanás  >>percibimos lo delicado y lo exigente que es esta perfección a la que estamos todos llamados, amándole apasionadamente tanto en los momentos de gracia y plenitud, como en los de incertidumbre y dificultad.

 Hoy nos puede chocar cuando nos dice Jesús  hasta donde debe de llegar esta perfección del Amor << amando a los propios enemigos y orando por ellos >> pero cuando Él habla, habla de la propia experiencia. Él siente la dificultad de su misión ante el ideal religioso judío,  especialmente cuanto se trata de la guarda hipócrita de la pureza legal y del sábado. Él por propio experiencia sabe lo que supone optar por los expoliados, los pobres y la vivencia Evangélica frente al poder económico. Jesús diariamente palpa muy de cerca las repercusiones políticas por lo que Dice y Es: siempre valorando la dignidad humana. Tales fueron las dificultades que encontró Jesús para llevar a cabo la misión encomendada por el Padre; el anuncio de la Buena Nueva, hasta que declaró <<a mí me odian porque denuncio que su modo de vivir es perverso>> (Jn 7,7).

Realmente la perfección Evangélica, la perfección del Amor es muy exigente, implica en sí cargar continuamente con la cruz, es un sacrificio asiduo que fielmente vivido nos lleva a un profundo e íntimo encuentro con el Absoluto y vivir hasta lo que humanamente nos parecía imposible. El mismo Jesús tuvo que esforzarse y vencerse continuamente a sí mismo para poder ser fiel a su misión, una lucha a la que diariamente nos enfrentamos en nuestra persona que tiende a negar sus planes sobre nosotros y que pretende encontrarle a Dios en otras cosas caducas, en honores y comodidades de este mundo, en lo fácil, lo apetecible, lo instantáneo…

Pero hermanos y hermanas, La Perfección Evangélica es otra cosa distinta, es ese grito que Dios lanza en Jesucristo contra el sufrimiento, el pecado y la muerte. Y para llevar a cabo esta misión nuestros santos fundadores san Francisco y Santa Clara de asís, entre otros no cesaron de hacerse pobres cada día, de reconocerse necesitados de su misericordia para responder sin tardanza a este proyecto de Dios. Expresaron su fe en la impotencia y en la pobreza al estilo Evangélico, porque el signo de la impotencia voluntaria de Dios, es el signo de su Amor.

La perfección del Amor es movimiento, es encuentro, es vida: vida que se desarrolla al filo de experiencias y de los progresos que estas experiencias provocan.  Debemos impregnarnos del mismo Espíritu de Cristo para saber leer e interpretar nuestras vivencias diarias a la luz de la fe, a la luz de los Evangelios.

Este movimiento nos lleva a comer en la misma mesa con quien nos “mesa la barba”, con el distinto, con el misterio de Amor que es necesario penetrar cada vez más a fondo sin descanso. Un misterio de Amor que nunca alcanzaremos su final porque dejaríamos de vivir. Esta es el gran misterio del Amor al que las lecturas nos provocan, y del que cada día  Dios nos envía mil nociones que nos ayudan a leer y a descubrir el rostro vivo de Dios en cada persona, incluso de los que nos aborrecen o en los que aborrecemos. Marchemos todos interrumpidamente en presencia de la persona de Cristo porque detenernos seria alejarnos del mismo Dios y del hermano que el Señor  nos dio.

Pedimos al Señor que nos entrene a lanzarnos a lo que aparentemente parece imposible, porque detrás de lo imposible está su gracia y su presencia, no podemos caer en el vacío.

<<Al Amor que te lleva, no le preguntes a donde va>>

Paz y Bien herman@s.

miércoles, 8 de febrero de 2017

¡EL ATAQUE ANÓNIMO!

 Todos sabemos que el concepto Anónimo se puede traducir como “sin nombre”, un “incógnito secreto etc. El anónimo es un desconocido, es más, da de sí mismo uno de los nombres más pobres “el ignorado”. ¡Qué pena declararse con este nombre, cuando Dios nos conoce y nuestros padres nos dieron a cada uno un nombre propio! El anónimo es quien no quiere hacer frente a sus hechos y dichos, realmente, el anónimo es muy pobre en sí, porque no solo se deshace de su nombre sino también de su dignidad humana. ¡Es que no pueden existir personas sin identidad!

Habrá mil y una razones en las que la persona tiene todo el derecho de preservar su identidad, ¡claro que sí! pero los atacantes anónimos son el peor cáncer de esta sociedad. Son las personas más pobres de este mundo. ¡Viven en el miedo, son los dedos acusadores que nunca saldrán a la luz para ni siquiera decir un “Si” o un “No” con toda libertad del mundo, son las persona tibias, personajes cubiertos con piel de oveja!

Curiosamente cuando queremos elogiar a una persona, cuando queremos hacer las cosas bien a no ser por una sorpresa, casi nunca se utiliza el anónimo. ¿Por qué? Porque sabemos que hemos intentado hacer el bien aunque a veces haya incomprensión, sabemos que nuestra intención no es de herir a nadie, sino de felicitar o de desearle lo mejor.

Al contrario, cuanto queremos amenazar, ofender, acosar, publicar intimidades ajenas, humillar, despreciar etc., entonces, sí se utiliza el anónimo. Pero ¿si el anónimo no existe? ¿Serán entonces unos muertos que se ponen a actuar de esta forma? Por qué cuesta salir a la luz y decir, ¡soy yo, quien actúo de esta forma y lo hago por esto y esto! ¿A qué se teme?

Cuando se utiliza un incógnito secreto contra la dignidad humana ¿Qué es lo que realmente queremos decir sobre nosotros? Que somos unos muertos que existen ya que no tenemos identificación, que nuestras vidas y nuestras obras son la oscuridad, vivir en lo oculto, tal vez porque al darse a conocer nos daría vergüenza o porque nuestra manera de existir nos humillaría.

Hoy, existe mucha facilidad para estos ataques anónimos siendo las redes sociales las principales, de hoy a mañana se puede corromper la dignidad humana por carteles anónimos, acusaciones anónimo, textos que amenazan etc. como acaba de pasar en Roma, y, por cierto no lo digo por ser el Papa, que también, e incluso si fuese alguien que  no tiene voz para denunciar a estos hechos barbáricos. Sí estos personajes se consideran de buen juicio (porque así pobremente se da a entender), ¿por qué se olvidan de que tienen el derecho de que le clarifiquen las cosas, le expliquen sus incertidumbres…que tienen derecho de que les escuchen como todo hijo de Dios? ¿Por qué se empobrece tanto hasta privarse su propio nombre? ¡Ah, claro saben perfectamente  que lo que intentan decir o clamar aunque fuera bueno, le daría vergüenza hacerlo en plena luz! ¿Por qué no quieren que les conozca a esas personas que amenazan y que humillan públicamente? Les da vergüenza a enfrentarse a una sola persona,  entonces ¿Dónde sacan fuerzas para hacerlo públicamente y de una manera tan fea?

Admiro este tipo de gente, veras que cosa más fácil, “le piden una cita, o te invitan a un café, a un paseo, a pasar un rato contigo, a un almuerzo y cuanto todo está bien, te cogen con pinceles como la prenda más valiosa y más delicada del mundo y te dicen, ¡oye, lo del otro día no entendí ¿me lo puedes explicar?! A la gente sencilla no necesitan tanto protocolo, pero, esta forma es mucho mejor y mucho más culta que meterse en la fila de los ataques anónimos.

Quiero pensar que quienes amenazan anónimamente son la gran cizaña de nuestra sociedad. Por creerse muy sabios y muy inteligentes y se olvidan de una cosa muy sencilla, que no se puede encender una lámpara para ponerla debajo del celemín. ¿A quién  alumbraran? ¡A sí mismos, a sus egos y a sus ombligos! Nada más y muy pobremente, nada más.

Hermanos ¿cuánto esfuerzos, cuantas horas se pierden, cuanta dedicación hacen estos atacantes para que no los rastreen? ¡Ojalá que tantas energías se empleen para realizar un bien común!

La sociedad presente corre un gran peligro ante esa gente. ¡Son los dedos acusadores que nunca se mueven de sus sillones ni para mejorar lo que acusan! ¡Son individuos que prenden fuego y ellos mismos guardan distancia para ni siquiera oler a humo! ¡Siembran el mal en corazones inocentes y cuanto brota la espiga más débil que la cizaña se pierde la pista!

Llama mucho la atención que el mensaje de Jesús nunca fue una Religión, su mensaje fue; amor, fraternidad, justicia, igualdad, paz, esperanza, sentido profundo de la existencia, solidaridad, vida, compromiso con el débil, el pobre, el marginado, el maltratado…y aquí hermanos se encierra “la gran misericordia de Dios”.

Sorprendentemente un anónimo o unos anónimos le preguntan al Papa francisco, “¿Dónde está tu misericordia?”.  A estos creo que ni siquiera saben lo que es la misericordia. Les preguntaría ¿tu, no eres digno o digna de identificarte? ¿Por qué te privas de tu nombre? ¡Ahí comienza la misericordia que tanto clamas!

Esta nueva opción de Jesús, de entender la relación con Dios y la relación con el hombre le llevó a enfrentarse con los fariseos, leguleyos y ritualistas, que llegaron a ver en él a un enemigo declarado porque rompía con los ritos y costumbres; rutinas judías que imponían grandes cargas a la gente en vez de facilitarles vivir con dignidad.

Jesús se rompe con todo aquello que se consideraba sagrado o intocable, pero que lejos de liberar, oprimía. Él presenta una forma completamente nueva de entender la relación con Dios que es rescatar, liberar, sanar, facilitar la vida de la gente y de cada persona, salvar…hasta tal punto que para Jesús, solo es verdadera relación con Dios la que pasa a través de la relación con el hombre.

¡Es que la fe tiene fuerza que obliga gritar!

Muy queridos hermanos, no nos dejemos llevar por las mareas del anonimato, somos dignos de nombrar, de llamar con nombre propio, de preguntar, de escuchar y de ser escuchados. Ya no somos más esclavos sino hijos libres, no para que se aproveche nuestra carne inclinada al mal, sino para actuar y opinar libremente y educadamente con todo respeto y dignidad humana, para ser esclavos unos de otros por amor.

Escuchemos pues nuestra consciencia que nos grita a plena voz a denunciar tales hechos que no son más que una fe muerta, sin frutos y empeñemos en consultar los oráculos de Aquel que supo compaginar fe y obras, Jesús, el Hijo Único del Dios Vivo. ¿Eres luz? Sube a lo alto de la montaña para que puedas iluminar.

Mis felicitaciones van fraternalmente al Papa Francisco por su ejemplo vivo, por su empeño y esfuerzo, por su entrega y voluntad, por volvernos a indicar el camino recorrido por Jesús, Hijo de Dios que ¡recorrió en las periferias porque lo consideraron contaminado por el pueblo pecador! Bendita dicha que nos ganó la salvación, claro que sí, se manchó con nuestro pecado, en nuestra  humanidad.

Dichoso tú, que agarrado a éste “rechazado por su pueblo”, no te dejas enredar por esa minoría que no hace más que sembrar cizaña en el pueblo de Dios, santo e inocente pero a la vez santo.

Enhorabuena a todos los que luchan por un mundo mejor, más justo…por un mundo que libera más que oprimir.

¡Pero, ojo, de una manera limpia y sin tapujos!
                                                                                              

domingo, 5 de febrero de 2017

SAL DE LA TIERRA Y LUZ DEL MUNDO


Sal de la Tierra y Luz del Mundo.

Después de que Jesús nos diera a conocer su rostro, el rostro visible del Dios invisible, después de hablarnos de quien es Él y después de invitarnos a abrir nuestro corazón a lo nuevo, a la novedad de Dios que es <<el Reino de los cielos>>, nos invita a participar de ese Reino, << tu que eres sabedor de estas cosas, comparte tu pan con el hambriento, viste al desnudo, hospeda al sin techo y no vuelvas la espalda a tu hermano…>> porque el hombre es uno solo del cual el mismo Cristo en persona es la cabeza.

Damos gracias encarecidamente por todas esas personas que, por su empeño reúnen, discuten, plantean e intentan solucionar tantos problemas que asedian el mundo, salvaguardando así la dignidad humana. También sería bueno preguntarnos ¿por qué cuesta tanto hacer surgir en nosotros, como la aurora, la luz verdadera? ¿Por qué hoy en día los problemas humanos como las guerras, la violencia del género, la trata de niños, el tráfico de armamento y drogas, la corrupción, la crisis migratoria, las persecuciones…siguen resistiéndose a las soluciones ofrecidas?

De nuevo su palabra, la palabra verdadera y eficaz vuelve a bombardear nuestros corazones endurecidos <<cuando compartas y apartes de ti el gesto amenazante, entonces brillará tu luz en las tinieblas y tanta oscuridad se volverá como la claridad del mediodía>>

Muchas veces hermanos podemos sentirnos impotente, frágiles y sin fuerza como Pablo en la carta a los Corintios. Tal vez nos sintamos débiles ante un mundo rápidamente modernizado. Pero Dios nos pide y nos insiste en nuestra pequeñez a abrir los ojos para saber descubrir la acción de Dios incluso en aquello que no entendemos por ahora,  porque Dios se reserva el derecho de actuar como quiere y hace aparecer su Reino bajo cualquier aspecto, más allá de nuestras secretas aspiraciones de brillo y triunfo. Pablo a su vez supo actuar con toda certeza  convenciendo aquellas personas por medio del Espíritu Santo y del poder de Dios a fin de que su fe dependiera del poder de Dios y no de la sabiduría de los hombres.

Lo único que nos pide Jesús es conocer nuestra misión: <<vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa con qué la salaran… vosotros sois la luz del mundo… No se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos en la casa. Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los Cielos>>.

¿Qué quiere decir esto hermanos? Que no estamos llamados a adoctrinar la gente y nada más  sino a ser testigos fieles de lo que predicamos. No podemos ser “sal sosa”… recordad aquello de la tibieza que el ángel de la iglesia de La odisea decía: << ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca>>.

Nosotros los cristianos, no tenemos otra misión que “ser otros cristos” aquí y ahora, y, ser Cristo no es otra cosa que vivir, insistir, permanecer, clamar y esperar sin desfallecer día tras día en la verdadera Verdad. La palabra de Dios nos debe de quemar, nos debe de purificar todo aquello que no sea digno de este Nombre. Así como desciende la lluvia y no vuelve allá antes de empapar la tierra, de fecundarla y de hacerla germinar, así debe ser la Palabra de Dios en nuestro corazones.

Hermanos míos, si hoy todavía la palabra de Dios no nos dice nada, si no nos transforma, si no nos conmueve por dentro hacia una verdadera conversión, si Cristo, quien se anonada diariamente en la Eucaristía, no nos interpela, dejándonos cada vez más capaces de sazonar y de iluminar, entonces estamos perdidos. Porque no valemos más que para ser tirados por los caminos y pisoteados por los transeúntes.  Mas si vamos cultivando pacientemente una atención descentrada de nuestro yo y dirigida hacia los demás, si va creciendo nuestra capacidad de apertura, de escucha y respeto ante el misterio de los otros, iremos siendo más capaces de acoger la Vida que se nos entrega cada día. La Vida que se quiere mezclar con nosotros, con nuestra fragilidad, nuestra pequeñez. Sin miedos ni condiciones. Entonces tendremos sabor, podremos sazonar, iluminaremos y cuantos vean nuestras buenas obras darán gloria a Dios y aunque aparentemente nos parezca ausente estaremos seguros de que Él, el Dios misericordioso que da sentido a nuestra vida, permanece en nosotros.

Hermanos y hermanas quisiera terminar esta reflexión con la palabras de San Juan de Ávila <<Corred de aquí en adelante vuestra carrera con ligereza, como quien ha echado de sí una carga pesada que se lo impedía. Fiaos de él, pues tantas razones tenéis para ello, y lo que escarbáis en vuestras miserias, escarbadlo en su misericordia, y sacaréis más provecho que de lo primero>>.


 Paz y bien a todos y a todas, que Dios nos bendiga.

jueves, 2 de febrero de 2017

LIBRES, NO MÁS ESCLAVOS

<<LIBRES NO MAS ESCLAVOS, PARTICIPES DE LA LUZ VERDADERA>>

Las lecturas de este día nos llevan al encuentro con la luz verdadera. Esa luz que alumbra al mundo entero y que nos debe penetrar y transformar. Esto es lo que celebramos en este día de la vida consagrada. Esta es nuestra vocación y misión, dejarnos empapar por la palabra de Dios que alumbra hasta lo más hondo de nuestros corazones.

Ante la incredulidad del pueblo elegido ¿Dónde está el Dios de la justicia?, y curiosamente una pregunta que suelen hacer los enemigos de la existencia de Dios tanto entonces, como ahora, esta misma pregunta la encontramos en la boca de los sacerdotes Israelitas, y la encontramos efectivamente en boca de casi todos los que creemos en la presencia de Dios. Efectivamente y naturalmente cuando nos fallan nuestras  fuerzas limitadas  en las que habíamos confiado o sencillamente porque Dios no es el centro de nuestra vida, por nuestra infidelidad. El profeta Malaquías ante esa infidelidad anuncia la llegada inminente de un mensajero que volverá a purificar a los hijos de Leví, a los sacerdotes, eliminando la deslealtad  y eso requiere una renovación sincera. Malaquías rechaza la tergiversación  que se ha hecho del Dios justo y nos da a entender que ese Dios que a veces nos parece injusto es Él mismo que ama con locura a su pueblo. Dios no nos castiga, Él es fidelidad plena,  sino que nos deja que seamos responsables de nuestras infidelidades. Creo que es un momento oportuno de preguntarnos, ¿somos capaces de permanecer fieles, con nuestros ojos en el que inicia y completa nuestra fe aun cuanto no hallamos respuesta ninguna, ni una chispa de luz, cuanto todo nos parece oscuro?

Esta pregunta que a menudo hacemos en cualquier vocación de la vida a la que estamos llamados, nos la afianza la carta a los Hebreos << Y como los hijos comparten la sangre y la carne, de igual modo (Cristo) participó de ambos, para que así, por la muerte, destruyera el que tenía el dominio de la muerte, el satanás y liberar a los que por miedo a la muerte estaban de por vida sometidos a la esclavitud>> Hb 2,14-15. Hermanos ¡qué gran Amor, con que nos amó nuestro Abba!  Si Él se había comunicado antiguamente con el pueblo elegido por los profetas ahora en cambio, llegado a la plenitud de los tiempos, se nos ha dado a conocer de una forma incomparablemente mejor: por medio de su propio Hijo. Su sangre, su carne lo podemos tocar en la persona de este Hijo suyo. Aquel que permanecía invisible, intocable, Aquel que se manifestaba por relámpagos, temblores, por el fuego, el viento…se ha hecho visible, tangible, cercano…en la persona de Jesús. ¡Qué mejor regalo que esta excelencia revelación del Hijo! Ya no hay ningún temor, somos libres no más esclavos. Y si así se ha dignado Dios compartir mi misma sangre y mi misma carne ¿Quién es el hermano para mí? ¿Al mirarle qué me dice su presencia? ¿Es que me puedo salvar solo? En los detalles de la vida cotidiana es el medio por el cual Dios desea que nos <<hagamos cargo de la raza humana, del prójimo, del hermano…>>

Pues <<portones alzad los dinteles, que se alcen las antiguas  compuertas, va a entrar el Rey de la gloria… ¿Quién es este Rey de la gloria? El Señor, Todopoderoso, es el Rey de la gloria>> Hoy en esta fiesta de la Presentación en el Templo, nuestro Señor, envuelto en pañales viene a nuestro encuentro. Éste que cupo en el pequeño claustro de María, viene a nuestra pobre morada. No le  importa el estado en que estés, solo desea una cosa, que le abras las puertas de tu corazón de par en par, que le concedas el primado. Que extiendas las manos para acogerle, para abrazarle…espera oír de ti <<siéntete en tu casa>>. Solo Dios desea que nos demos cuenta de su AMOR ENTREGADO, de ese amor que nos revelan todas las criaturas, ese amor que se halla en capa capucho de flor que abre hasta en el crecimiento de la talla más diminuta de la hierba.  Ese Amor de Aquel que se deleita hermanos en la misericordia. Ese Amor que se reveló en la mano divina de Jesús cuanto tocaba al enfermo y lo curaba, cuanto liberaba al esclavizado por el demonio, al resucitar al muerto, al alimentar a los cinco mil, al llorar con quien lloraba, al perdonar al pecador, al gozar con el que gozaba y al extender las manos para que fueran clavados junto a la cruel madera por ti y por mí, Y como si no fuera bastante con todo aquello alzó la voz portentosa implorando nuestro perdón a su Padre por haberlo crucificado y condenado a muerte. Éste es el que viene a nosotros hoy y siempre. El que nos trae la luz  clara y eterna.

Hoy María y José con el niño Jesús van al Templo para cumplir con el rito de la purificación. Cierto que la madre va a purificarse y también consagran a Dios su primogénito según la ley. Qué grande es la esperanza de quien vive atento a los acontecimientos del día como  Simeón y Ana que viven con la esperanza de ver al Mesías, son los <<anawines>> igual que la pobre Nazarena con José. Estas son la esperanza de Israel. Una minoría que no ha dejado nunca de confiar en la promesa divina pase lo que pase. Hombres y mujeres de fe y de esperanza. Son los humildes enaltecidos por Dios. Los pobres que poseen todo. Simeón no pudiendo contener la alegría inmensa que rompía sus huesos se rompe a la acción de gracias. Ya he visto la luz que se revelará a todas las naciones y gloria de tu pueblo Israel.

Cristo es la luz que ilumina a todos y los alegra con su claridad, pero es también Aquel que con su luz desconcierta y ciega,  es Aquél que traerá la división…para todo aquel que no capta su luz verdadera.  Es Jesús cargado de nuestra humanidad que viene a mezclar con su pueblo,  tu y yo.

Cristo viene a nosotros, no permanezcas indiferente; ya entra el Rey Soberano, ábrele las puertas de tu corazón…



PAZ Y BIEN A TODOS.