sábado, 24 de diciembre de 2016

LA ÚNICA NOCHE , LA NOCHE DE LA SALVACIÒN



¡LA NOCHE ÚNICA Y BELLA COMO NUNCA JAMÁS!

Hoy es la noche de salvación. Hoy es la noche que el mundo nunca jamás había conocido, una noche tan tierna y tan maravillosa, la noche de las noches. La noche de la justicia, la noche en la que la luz se echa encima de las tinieblas, es la noche de la salvación. Sí, es hoy ya llegó, no te duermas porque ya está aquí la noche tan esperada, la noche de los pobres. La noche en la que toda criatura se rompió a cantar al contemplar la gran misericordia de Dios. Es la noche de la luz, la noche de la vida eterna porque ya no habrá hermanos, más noches,  ni más tinieblas. Ya no habrá ningún temor de nada ni de nadie, porque nuestro Redentor está entre nosotros y Él saldrá fiador de nosotros. Es la noche en la que todo el universo se desbordó de alegría y el gozo como una flor de primavera volvió a llenar los cuatro costados de la tierra. Hoy hermanos míos, hoy en esta misma noche Dios en persona nos visita porque desea ardientemente morar en ti y en mí. Hoy en esta noche se realiza el plan, el proyecto de Dios con toda la humanidad. Hoy Dios viene a realizar su proyecto de salvación en ti. ¡Ábrele las puertas de tu corazón!

Hoy sobran palabras, ¡basta con creer! Hoy Dios nuestro Padre celestial nos confía una herencia. Nos hace hijos en el Hijo. Hoy se junta cielo y tierra. Hoy se abaja lo divino a la tierra, en la carne humana, y nuestra humanidad se une a lo divino. En esta única noche viene nuestro amanecer. Es la vida que triunfa porque Cristo está en el Padre y el Padre está en Cristo, y ponen su morada en nosotros.

Hermanos como Dios tendió su mano a María y a José para llevar acabo la obra salvífica, así mismo quiere contar contigo y conmigo. Dios quiere y desea  habitar en nosotros, quiere asumir nuestra vida, con nuestro pecado y su gracia. Hoy Dios nos viene a decir <<Shalom>>. Pues alégrate tú que te sientes desesperada porque ya está aquí el Salvador nuestro. Rompe a cantar tú que vivías en las tinieblas porque ya llegó la luz, regocíjate tú que en medio del dolor te sientes abandonado, menospreciado, humillado… porque mira, viene ya el Rey a morar en ti y serás consolada. Salta de gozo tú que vivías  en la oscuridad terrible de la vida, porque una luz brillante, un Sol que nace de lo alto te iluminará y él será nuestra luz, nuestro camino seguro, nuestro guía eficaz y fiel. Dios se abaja para invitarnos a su mesa celestial, en esta mesa donde todos compartiremos alegría, paz, justicia, perdón... Él viene a mezclarse con nuestra podredumbre pero él nos vendará las heridas y nos las curará, nos abrazará y nos dirá <<vengo a ti personalmente porque te amo locamente, no vengo a juzgarte sino a salvarte>>

He aquí pues hermanos el momento oportuno de no solo dejarnos llevar por el bullicio de la fiesta,  sino también de descubrir la presencia de Dios entre nosotros. Momento de abrirle nuestro corazón contrito para que Él nos renueve, nos santifique y nos purifique. Dejémonos enriquecer por Él porque  nadie en este mundo jamás ha merecido tal visita, sin embargo Dios sigue confiando en toda la humanidad después de su infidelidad porque no puede negarse a sí  mismo.
Tal vez sea difícil creer en la divina presencia de Dios entre nosotros al contemplar toda la destrucción, la violencia, la pobreza, las guerras, crisis conflictivas…estas situaciones difíciles que día tras día vemos o tocamos en nuestra carne nos pueden llevar a un pregunta ¿Dios verdaderamente ha venido a salvarnos? ¿Y si así es, porque no interrumpe la actitud egoísta humana que lleva a la perdición tanta vida inocente?

Hermanos Dios no nos puede obligar, nos dejó libres para actuar según nos pareciera mejor, a elegir entre el mal y el bien. El mal lo siembra el ser humano en esta tierra sagrada que desde principio tragó la sangre inocente de Abel y desde entonces el clamor del pobre, del afligido, del inocente, del perseguido, del marginado, del abandonado, del humillado…sigue clamando a Dios día y noche. Es más la misma madre de Jesús, Hijo primogénito de Dios y su esposo José tuvieron que afrontar momentos difíciles para llevar a cabo el proyecto de Dios, era difícil creerse merecedores de este gran don, vieron a su hijo desprotegido, perseguido por un hombre malvado, rechazado por su pueblo… pero su fe les llevaron a hacer realidad lo que hoy contemplamos y celebramos. Los pastores, primeros en recibir la buena noticia,  tuvieron que cultivar su fe para llegar a testimoniar lo que habían contemplado aquella noche, ¿A unos ladrones, quien les iba a creer?

Hoy, en esta noche estamos llamados a la fe. Una fe que verdaderamente nos lleve a sentirnos amados por Dios de tal manera,  que no queriendo ocultarnos más su rostro, se encarnó como uno de nosotros en aquella flor bella de Nazaret y nació como todos nosotros en la aldea de Belén apenas conocido, fue recostado en un pesebre y unos pastores, marginados,  claro que sí,  vienen  a adorarlo. Después de treinta y tres años muere crucificado pero resucitará. En este Dios hermanos creemos. Este es el Dios en el que debemos asociarnos si verdaderamente somos y nos llamamos cristianos.
La gloria de Dios es salvar al hombre. Y este nacimiento que hoy festejamos es nuestra historia de salvación. No nos enrollemos con regalos y manjares, también recemos, contemplemos y seamos testigos de esta alegría y esta salvación para otros que todavía no lo conocen o lo ignoran. No olvidemos al hermano necesitado dejándolo a su suerte, hagámosle sentar con nosotros a compartir esta alegría y el gozo celestial.

Os deseo mis mejores felicitaciones navideñas y muy unidos en la oración.

Que el Niño Dios nos haga pequeños para descubrir a Dios llorando en una cunita y envuelto en pañales.




martes, 20 de diciembre de 2016




¡LA COMPRA URGENTE!
Los días vuelan y nunca vuelven, ya es el momento oportuno, ya está muy cerca la llegada de nuestro Rey ¿y qué pueden desear el Rey que las mejores prendas jamás se hayan  visto? ¿Y dónde las encontraremos? No vayas a pensar que hay que sacar un billete, ni subir en tu auto, ni subir a una montaña, ni tampoco cruzar ríos. Estas prendas las poseemos todos y todos juntos podemos conseguir las mejores   que nunca hayas visto. Esto es cuestión de ir descubriendo cuidadosamente el profundo sentido de nuestra gran espera. Es más, Dios nos lo regala de la manera más sencilla y humilde que existe. Nos llega a través de una  muchachita Nazarena, que no hay que hacer reverencia para tratar con ella. Y pasa que este Rey ni siquiera va a necesitar un castillo para que nazca, nace pobremente pero cargado de una riqueza inmensísima, nace en un pesebre,  entre unos animalitos que simpáticamente lo acarician con sus hocicos. Este niño tan misterioso es la vida que esperamos, es la luz en la oscuridad, es el camino. Y solo la presencia silenciosa de este  niño hará temblar a todos los poderes del mundo. Este regalo tan inmenso hermanos viene a ti y a mí para que tengamos vida y la tengamos en abundancia. Por eso no podemos pararnos como si nada pasara, esperamos a un Rey que será nuestro centro, nuestro espejo y no podemos dejar pasar el tiempo, sin recordarnos unos a otros lo que pueda necesitar este niño tan maravilloso.

Por favor te lo suplico que nada le falte. ¿Y dónde haremos la compra? ¿En los chinos? ¿Vamos a la tiendita de bebes? ¿Al mercado? ¡No te olvides aquí no cuenta el baratillo, ni si quiera la cantidad, ya que los bebes crecen muy rápido, lo que cuenta es la CALIDAD de nuestra compra! Tendremos que hacer un discernimiento sabio, para no arrepentirnos más tarde de haber gastado cien euros por ejemplo sin necesidad cuando en realidad con diez tendríamos. Yo ya me estoy poniendo nerviosita… Hay tanta curiosidad pero bueno es propio del tiempo y lo importante es no olvidar que tenemos un Salvador en espera. Que dentro de nada lo brindaremos con besos y amor. ¿En el moisés cogerá bien? Prefiero que juntos vayamos a la compra. Vamos allá. ¿Te vienes?:

Pues tendremos en cuenta tres notas muy importantes en esta compra y en esta espera. Primero no se olvide, que lo que para ti es de primera necesidad puede ser que para mí no lo sea tanto e incluso inútil. No se olviden también que a Jesús no le importa el tipo de casa sino que estén las puertas bien abiertas y con unas manos calurosas para acogerlo cuando llegue. La última nota la tenemos que tomar muy a pecho, a saber que incluso allí donde aparentemente  no percibimos nada de vida, Él puede hacer surgir un árbol hermoso con la fuerza de su  mano, solo necesita una fe inquebrantable y esta es la belleza en este tiempo de adviento-navidad.

No se nos olvide también que la serenidad y la paz le hará bien al recién nacido. Como te dije antes no te agobies corriendo de una tienda a otra. Todo lo que él bebé necesita lo tienes, solo necesitas descubrirlo. Pero siempre es aconsejable recurrir a un consejero adecuado para que te ayude, porque al fin y al cabo son misterios que superan nuestro entendimiento, acude pues al medico del alma, Él te dirá sin interés personal, sin tapujos  lo que has de comprar realmente.

 No olvidemos que su presencia entre nosotros es  el centro de nuestra alegría. Compraremos la cuna, pero esta cuna está vacía, necesita Alguien que se acueste ahí. Su persona es lo mejor, extiende la mano para acogerlo, para transmitirle el calor desnudo de tus manos y tus manos serán bendecidas, después lo colocarás en la cunita. Es la locura del amor que nos viene, no lo dejes pasar a la cuna sin primero sentir tu mano y tu abrazo caluroso.

Normalmente el nacimiento de un niño y en este caso de Nuestro Rey, es motivo de gran alegría y una de las cosas que le gustan a los bebes es chuparse el dedito. ¡Vaya! ¿No te acuerdas cuando tú lo hacías? A mí me sabía incluso dulce, es un encanto, así que al niño le echaremos en su cestita un chupete. Es sorprendente pero pregunta a los sabios y te dirán que incluso a veces nos da por chupar el dedo en el mismo útero de nuestra mamás. ¡Gran misterio, oye!

Pienso yo para que esa navidad sea única ¿porque no procurar la  alegría a toda la persona que nos rodea sea quien sea, y sea cual sea la situación en la que vivimos? ¿Olvidarnos un momento de nuestros problemas y brindarnos con esa alegría que nos trae el niño? La alegría verdadera se halla en el Rey que nos viene y en el sencillo secreto de sentirse amado y amada por Él y viviendo esta verdadera alegría, nos conduce a sentirnos hermanos e hijos del mismo Padre que nos ama con locura. Esa alegría abrirá paso a otros muchos caminos por ejemplo seremos más generosos. Saldremos a compartir ese don de amor a quienes lo necesitan. Para ello no hay que ir lejos, mira y contempla a tu alrededor y tendrás bastante motivo para compartir más a menudo esa alegría experimentada, especialmente ahora en estos tiempos navideños.

Te lo recuerdo ¡no pierdas la lotería como aquel posadero de Belén que perdió la mejor lotería universal, de que Dios naciera en su posada! No lo dejes escapar, acógelo en tu corazón, en tu vida y en tu casa y Él derrochará su gracia infinita en ti.
Todos somos conscientes de que es tiempo de frío. Necesitamos abrigarnos y mucho más al niño, que no coja  una pulmonía por favor. Vamos allá a comprarle ropitas de calor. Le echaremos en su carrito unas mantitas calentitas, un colchoncito de espuma, toallitas de algodón con capuchas para abrigarle después de la ducha, el “sling” para así tengamos facilidad de transmitirle nuestro calor corporal y también para que vuelva a escuchar silenciosamente el latido de nuestro corazón, este es un alivio para los peques. Unos bodis son súper necesarios, unas manoplas si es posible o incluso patucos, unos gorritos seguro que le irán bien y lo agradecerá sobre manera.

¡Esté bebé es hermanos el sol que nace de lo alto, que viene a iluminarnos,  a transmitirnos también su calor que por su puesto quema hasta lo más profundo de nuestro ser!. Pero claro, este sol ya nos visita cada día en la persona del hermano. ¿Cuánta gente a nuestro alrededor  les hace falta nuestro calor? Con un abrazo, un te quiero, una simple sonrisa que cuando es verdadera nos brota como una flor de primavera. Existen a nuestro alrededor personas que han perdido el sentido de su vida, que en un momento dado se encontraron en un callejón sin salida y ahí permanecieron ya que no ven ningún rayo de luz en su vida, ya que faltaron una mano para hacer realidad esta salida. Es más se hundieron en la desesperación. Salgamos pues a su encuentro con la paz y la alegría que nos trae el niño Dios –el amor entregado- para ayudarlos reavivar una chispa de esperanza en su vida.

Nuestro carrito le falta algo más. ¿Qué tal si echamos algún alimento? Le echamos un “boppy” para que esté lo más cómodo posible a la hora de alimentarlo. Pero no quisiera pasar por alto si avisarte una cosa muy importante, los peques no llevan un ritmo fijo para alimentarse. ¿Y cómo no? todos podemos pensar de esa experiencia desagradable que sentimos y sienten los bebes cuando nacen y dejan de alimentarse directamente de su madre. Es una separación dolorosa por eso no nos debe preocupar sus comportamientos de intranquilidad, los movimientos de la boca como buscando algo que comer, chupando sus deditos. Eso si no debes de olvidar que es su lenguaje, te estas comunicando, atiéndele y dale la toma antes de que se inquiete, es muy aconsejable alimentarlo mientras esté tranquilito.

¿Y si hiciéramos lo mismo con esa persona con nombre propio, esa figura que nos viene en la mente y si permitimos también en el corazón y todos los días lo vemos salir a rebuscar por sitios inimaginables algo que comer? ¿Por qué esperar a que toque a nuestra puerta antes de llegarle primero con nuestro carrito para desearle un feliz navidad? ¡Solamente sus lágrimas podrían decirnos de lo agradecido que se siente! Hermanos no esperemos a que llore nuestro bebe en el rostro de estos hermanos, es aconsejable atenderlos antes de que se inquieten. A mí personalmente, no lo oculto ni me avergüenzo de decirlo, a su tiempo me tocó rebuscar comida, pedir algo para echar a la boca, precisamente porque son necesidades  que solo tu cuerpo te pide; y lo digo, y muy fuerte es una experiencia humillante. ¡Trabajar un día entero por un plato de comida viendo cómo se desperdicia todo, sobre todo en estas fiestas navideñas es una injusticia que no dignifica a la persona que no tiene! Y  un pobre de verdad se sentirá dignificado y amado por muy poca que sea nuestra colaboración. Muy querido hermano darle la gran sorpresa navideña a uno de esos rostros que contemplamos realmente y tu navidad tendrá un verdadero sentido. No vayas a cualquier cosa ve a lo esencial, eso le hará feliz a nuestro niño.

Oportunamente, sabremos cómo nuestro recién nacido debe sentirse entre nosotros. Casi todos al abrirse a este nuevo mundo lloramos. El cambio es sin duda tremendo, nos sentimos desprotegidos, la claridad, las voces y griteríos, el contacto con un mundo nuevo nos extraña. Esta avalancha hermanos es un verdadero infierno para nuestro peque por eso es muy importante mantener la calma, la serenidad, la tranquilidad…en fin todo lo que facilite sentirse igualito como si estuviera en el útero. Ojalá si fuera así, no tendríamos que acudir al sicólogo más tarde. Si se inquieta acógelo y abrázalo, los movimientos rítmicos le tranquilizaran. ¿Sabéis cuantas veces nos mecieron nuestras madres en el útero? ¡Tantas veces que latió su corazón! Esta fue la experiencia más feliz que tuvimos antes de nacer y a veces lo agradeceríamos dándoles patadas. A veces parece una simple tontería cuanto al consolar una persona lo hacemos reclinar sobre nuestro pecho. Es el mejor alivio ya que sentimos los movimientos del corazón y tenemos una experiencia de cierta satisfacción, protección, amor…Con razón los peques tienden a girar su cabecita inconscientemente hacia nuestro corazón. ¡Añoran aquella vida tan feliz!

En estas navidades no podemos perder la lotería de amor. ¿Cuántas personas hay que abrazar, cuantas hay que dejar acurrucar en nuestro pecho para volver a sentir que verdaderamente los amamos? Es un tiempo precioso para mirar y maravillarse del don hermoso que Dios nos dio en la persona del hermano. Puede ser que no reciba una respuesta positiva, pero tú sabes que debes comportarte así. No pierdas tiempo, haz que el otro descubra lo bello que es vivir pase lo que pase, haz realidad ese mundo lleno de esperanza para quien no lo ve. Esta es la sintonía navideña, no perder la unión umbilical con este niño que forma parte de ti y de mí y dentro de poco será una persona con la que nos sentiremos muy unidos, y precisamente esta persona se halla en el rostro del hermano. Nuestro bebe aunque esté en este mundo seguirá como un gusanito en su capullo. No lo abandones nunca, centra tu mirada y toda tu atención en él hasta que empiece a volar con sus propias alas. En este mismo día que esto contemples tú serás la persona más feliz en el mundo porque habrás descubierto los frutos del verdadero amor.

Hermanos si cuidamos de estas necesidades primarias, no nos avergonzaremos de su llegada. Hasta pronto y muy unidos en el trato con el niño Jesús.

Paz y bien en el Señor.

Hna. Catalina Mª Inmaculada Ohp.


domingo, 18 de diciembre de 2016




Una toma de conciencia es cómo tocar una campana. Interrumpe el silencio y nos hace escuchar desde el fondo del corazón. Hoy Cuarto domingo de Adviento tanto la primera lectura como el Evangelio de San Mateo nos aseguran el nombre del que dentro de poco va a nacer <<Emmanuel>>. Oye, ¿nos hemos dado cuenta lo que significa esto?
 ¡Dios -con-nosotros! Esto significa hermanos que Dios en persona viene a nuestra casa, vivirá con nosotros, habitará junto a nosotros.

Dios a pesar de nuestra infidelidad viene a nosotros. ¿Y a dónde nacerá? En una cueva, rodeado de unos pocos animalitos. Allí en esa precariedad nacerá nuestro Rey Eterno. Vendrá por una muchachita comprometida que ha querido con todo su corazón que su seno materno será el primer sagrario, el primer tabernáculo de Cristo nuestro Salvador. El bendito San José, hombre sencillo y humilde ante tan gran decepción, viendose arrebatado  de la persona que por ella viviría con gran amor y entregaría su alma y corazón, cree por un sueño en el que un ángel le anuncia que lleve consigo a su esposa interrumpiendo así sus planes de repudiarla en secreto.  

María y José, unos pobres que con todo Israel esperaban al Mesías prometido. Estos confían y creen en las escrituras abriendo así sus corazones y a su pobre morada al Hijo del Dios Altísimo. El Rey se abaja en un pesebre  y se enriquece a la humanidad entera.

¿Y a nosotros, qué nos pide la palabra de Dios? Todos somos llamados a responder con fe al don recibido para gloria de Dios. ¿Cómo? Cree en Dios que nos viene a través de un niño envuelto en pañales, acogiéndolo en nuestros corazones y dando a conocer este Amor que supera todo amor humano.


Hermanos, Dios tendió su mano a María y a José; y, a través de ellos nos la tendió a todos nosotros. ¿Nos echaremos atrás o sacaremos nuestra mano vacía para que Él, el Rey todopoderoso nos la llene? Una toma de conciencia nos puede salvar a la última hora, no te rindas ante la fragilidad humana o ante la incertidumbre del misterio de Dios que se manifiesta en un bebe, en la pequeñez, entre animales, en una cueva… porque precisamente con este Dios nos llega la salvación.

Que Dios les bendiga hermanos paz y bien.

domingo, 11 de diciembre de 2016


Paz y bien hermanos muy amados en el Señor,

Hoy tercer domingo de Adviento <<Gaudete >> oímos ese grito de alegría por la inminente venida del Salvador. El profeta Isaías invita a cantar en el desierto porque ya pronto se verá colmado de flores de mil colores, habrá vida. Ahí donde aparentemente no podía existir vida se verá colmada de alegría y gozo. Habrá belleza, habrá un canto de alegría. Y todo lo que es pena y aflicción se alejará inundándonos así con mucha paz y gozo. Todos hermanos y hermanas tenemos en el desierto de nuestras vidas, ese acontecimiento/ estado/ ambiente/ debilidad/ situación que muchas veces no te deja desarrollar debidamente espiritualmente y corporalmente. Pero ya te puedes alegrar porque muy pronto llegará la vida misma, la luz y la esperanza nuestra. 

Hoy pues se nos invita a sabiendas de esa esperanza <<fortalecer las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes y a decir a los cobardes de corazón, sed fuertes no temáis>>. Hermanos y hermanas a nuestro alrededor tenemos personas que necesitan esta esperanza a través de un acto y una palabra de aliento, acerquémoslos a ellos con humildad a compartir esa alegría que nos anuncia el profeta Isaías. Que la presencia de Dios en nosotros nos transforme interiormente y salgamos como testigos valientes a ofrecer su esperanza.

Santiago también consciente de nuestra debilidad de tirar la toalla a la primera hora nos sigue fortaleciendo con sus palabras, aguantar con mucha paciencia y  mantenernos firme con ánimo mientras se acerca este tiempo Mesiánico. Y para no caer en la gran tentación de vivir este tiempo del Adviento como una rutina, tendremos que dejarnos sorprender cada día que amanezca por su <<kairós>>, el hacerse hombre como nosotros. Agradecerle al Señor esta obra de amor tan inmensa de hacerse como uno de nosotros.

El Apóstol San Mateo a través de las preguntas que manda Juan a sus discípulos a preguntar a Jesús, nos pone de manifiesto las obras de misericordia que viene a realizar nuestro Salvador. Juan el bautista siendo encarcelado por Herodes manda a preguntar a Jesús por medio de sus discípulos ¿eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro? Jesús les responde: <<Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo. Pues bien hermanos ¿qué vieron y oyeron aquellos discípulos de Juan? Los ciegos ven y los inválidos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia. 

Esta es precisamente nuestra misión. Esta es la llamada. Entregarnos gratuitamente y enteramente a los demás. Ser Evangelizadores de la única verdad que es Cristo y su Reino,  saciar al sediento, dando de comer al hambriento, curando al enfermo incluso con solo una palabra, cuidar al frágil, visitar al encarcelado o al que vive solo…

Hermanos hay muchas maneras de dar la vida al otro si de verdad nos sale de corazón. Que la palabra del Señor en este domingo de alegría nos fortalezca para salir al encuentro del otro pero siempre con mucha humildad como si de mismo Señor se tratara. ¿Por qué? Porque todos somos templo del Espíritu Santo.

Que Dios nos bendiga a todos










jueves, 8 de diciembre de 2016

                                    <<Alégrate llena de gracia>>


A ti celestial princesa permíteme recordarte aquel hermoso día, aquel bello instante de tu vida que ocurrió lo inesperado en ti, en esa aparentemente flaqueza humana. Quiero pensar que no hubo temblores de tierra, ni relámpagos, ni truenos, ni escenas magnificas… sino que todo transcurrió con cierta normalidad. Era como otro día cualquiera en este pueblo, sin fama ni espectáculos, todos seguían ganando el pan con el sudor de su frente, uno para allá y otro para acá. Era la vida cotidiana, vida de trabajo, en la vida de oración, de enseñanzas…José tallando su madera y todos los nazarenos seguían con la rutina diaria. Y tú seguro que amaneciste como en otros días tantos alabando al Señor según te inculcaron Joaquín y Ana, tus santos y benditos padres. No ceso de imaginarte levantarte por la mañana con los ojos vueltos a Dios y el alma en alabanza, en unión con el Dios Santo de Israel (ya que no podía faltar el respeto a Dios y a los antepasados ilustres como el famoso rey David hombre bueno ante Dios) y en tus quehaceres como cualquier otra muchacha de tu edad.

Pero en Aquel entonces, en Aquel día que bien lo recuerdas, algo inesperado, algo misterioso ocurrió. María déjame que te pregunte, una muchacha como tú, en todo caso una mujer que no podía tener la Sagrada Escritura en la mano, ¿Cómo te apañaste para estar asiduamente en contacto con la Escritura? Yo te imagino una mujercita sobre todo humilde pero bien derecha, con la cabeza lucida y reflexiva. Pero que no solo vivía de la cabeza sino del aliento que te brotaba del corazón del cual habías regado con la Sagrada Escritura. Poseías unos ojos que no se quedaban en lo que veían, sino que atravesaba y sondeaba palabra tras palabra lo que  leía, unos oídos que más que oír desde fuera, escuchaban el latido del corazón, escuchaban los deseos más secretos y los compromisos más íntimos del corazón. Y tu boca bien cerradita para no dejar escapar el ardor del Espíritu que en este corazón ardía. Por eso supiste bien escuchar y contemplar tu vida tras los misterios trazados. Si no fuera así Virgen Santísima, ya que Dios no te obligó a participar en el misterio de Corredentora. Dios te había mirado, se había fiado en ti  y como a su hija y esposa te quiso, Dios ya te había preservado de todo pecado porque así lo quiso.

Di que sí, conocías las profecías y constantemente las rumiaba en tu corazón, tu pertenecías a los anawines que muy confiados esperaban la promesa salvadora del pueblo de Israel. Seguro que ningún día pasó por tu cabeza que tú pudieras ser aquella mujer que había recibido de Dios un especial don, una singular gracia de Dios, al que Dios le había preservado del todo pecado. Aquella mujer que aplastaría la cabeza de la serpiente. Tú lo sabias bien que había esperanza plena para seguir creyendo en las divinas promesas y tú vivías a la escucha atenta, aunque sin caer en la cuenta, que el nombre más bonito que Dios, daba al hombre caído te pertenecía <<la llena de gracia>>. Tú la predestinada a llevar en tu seno Aquella Semilla que a su vez aplastaría a satanás, el mal, con la espada doble de su boca. Tú la exaltada a la gracia santificante que el hombre había perdido por desobediencia, Tú la obediencia absoluta incluso en los momentos más oscuros de tu vida terrenal. Tú la mujer vestida del sol. Tú que desde el claustro silente de tu corazón mantuviste una relación íntima con Dios. Tú la bendita que iba a hacer real la unión esponsal de Dios con su pueblo. Todo eras misterio, nunca vivido y tan esperado, y sin saberlo tu llegabas a ser esta elección escogida y divina de Dios.

¡Qué sorpresa tan alegre! cuando el ángel te dice que has recibido gracia ante Dios. ¡Qué gran don en tan frágil humanidad! Todo aparentemente parece muerto, no había vida, el hombre vivía en caos  pero tú doncella princesa sigues con la mano firme en el arado. Confías contra toda desconfianza, esperas sin perder el rumbo. ¡Aquel Dios que no podía ser visto iba a encarnarse en ti! ¡En esta humilde criatura! ¡El Salvador del mundo! ¿Y José, y mis padres? A pesar de todo, tu confías y pronuncias tu <<hágase>>. Dios en ti restaurará al mundo entero y a través del fruto bendito de tu vientre será redimido.

Es verdad que Dios te pide mucho, pero tú abriste tu corazón de par en par para su misión. Te sientes como una ramita ante el mundo perdido, pero esta rama brota de un árbol inmenso que tienen sus raíces bien profundas. Tu fuerza se encuentra en la fe enraizada en ti a través de los santos escritos. Y en tu mente hace como un “clic” y tomas conciencia de la misión encomendada, de traer al mundo al Salvador. Sí, Santísima Madre, este misterio crecerá en ti y por tu enseñanza pasará la obra bendita del Dios Santo. Tú por una voluntad explícita de Dios, como una rosa que crece entre espinas, supiste vivir en un mundo contaminado por el pecado y más aún cuidaste y alimentaste con cautela aquella promesa del Padre. Sí, tú la preservada del pecado.

A ti madre celestial, por ser de nuestra raza, Dios te cubrió con su sombra para prepararle a su Hijo bendito una morada digna. Tus entrañas Madre mía fueron esa casa divina de Cristo. Y así la omnipotencia de Dios y su divino poder se realizaron en ti. Y tú humildemente inclinaste la cabeza ante tan gran misterio y te encomendaste a la divina voluntad del Padre. Tomando muy a pecho esta misión te alejaste de todo aquello que podía manchar esta gracia divina fracasando así la obra salvadora.

Santísima madre, ¡qué bello llevar al Hijo unigénito del Padre en tu seno! Por tu disponibilidad plena pudiste después a través de este fruto bendito poder luchar contra el satanás y sus poderes en aquel largo camino. Desde  la encarnación hasta la resurrección todo fue misterio en tu vida, misterio que solo se vive desde la fe y la oración sin medida. Humildemente seguiste escuchando y meditando todo lo que en la vida pasaba desde tu corazón. Enseñando al divino Niño y dejándose enseñar por Él.

Hoy dos mil años después Virgen y Madre celestial te suplicamos que  intercedas para que  Dios nos alcance la gracia divina para estar a la escucha de su voz en medio de tanto ruido que nos envuelve y para esta disponibilidad que tuviste para llevar a cabo toda obra buena que Él nos tiene predestinado.

jueves, 1 de diciembre de 2016



EL ADVIENTO,  NUESTRA ESPERA Y NUESTRO ANHELO GOZOSO

Y muchos me podríais preguntar ¿hasta cuando esta espera? Ya van más de dos mil años. ¿Cuántos han dejado este mundo ó todavía viven en él sin ver ningún rayo de luz del que se podría esperar algo? Entre tantas guerras, conflictos por todos los ambientes, corrupción de no pocos que acaban dejando la suerte del pobre en su propia mano, el hermano necesitado y olvidado a causa de la diosa afán de alcanzar cada vez más altas clases sociales. ¡Si ya el ser humano no teme ni al mismo Dios, que lo creó pensando que todo lo hubiera logrado por su propia fuerza!

Todos estos y muchos más podían ser nuestros interrogantes. Pero, nuestra fe nos dice que aun así, aun en medio de tanta confusión es preciso dejarnos llevar en alas del Espíritu, Aquel que nos ayuda a leer los signos de los tiempos con una mirada ensanchada, nos anima, nos penetra y nos transforma. Nos ayuda a abrir los ojos a lo bello y a lo no tan bello con esa espera dolida, pero gozosa de un mundo nuevo y una tierra nueva.

Tal vez este momento es el que nos ofrece la Iglesia en este tiempo litúrgico que empezamos. Una espera que nos acerca cada vez más a un  kairos que se realiza  en el “abajamiento de Cristo”.

Sin darnos cuenta de ello hermanos, podemos caer en la gran tentación en que entramos  muchos “la tentación de pensar… ¡ah otro adviento!…vaya” y nos lo pasemos sin descubrir algo nuevo en el.
Para ello quisiera muy sencillamente atreverme a describir un poquito el  Adviento:

¿Qué es el Adviento?

El adviento es el tiempo en que la iglesia nos ayuda a orientar nuestro espíritu hacia la espera de la parusia de Cristo. Las primeras semanas en este caso, desde la primera semana hasta la mitad de la tercera semana de adviento, la Iglesia nos acercará a este misterio de la venida de Cristo. El final de la tercera semana y la cuarta, los textos litúrgicos nos orientan directamente a la preparación del nacimiento de Cristo, la estrella que nos brillará desde lo alto.

¿Y en este tiempo qué figuras nos acompañaran?

En este tiempo litúrgico hermanos, son muy destacables cuatro figuras bíblicas:
·        El profeta Isaías
·        Juan, el bautista y, ¿cómo no?
·        La joven, virgen nazarena, María
·        Encontraremos también con José, hijo de David desposado con María, aunque no sea muy llamativo, es precisamente muy importante conocerlo en su humilde servicio.

¿Qué nos aportará cada uno de ellos?

Muy queridos hermanos, a través del profeta Isaías nos resonará el eco de la gran esperanza que conforta y alienta al pueblo elegido por Dios en los momentos difíciles de su historia. Pero esta esperanza también será para todos los tiempos. Es por lo tanto una esperanza anunciada a cada uno de nosotros. El eco de Isaías convoca así a todo el mundo a una nueva visión de la vida tan llena de esperanza. Es el momento de volver a nuestras casas interiores y al mismo tiempo a Dios que hará capaz que reine la paz en su pueblo. Tal vez sea el momento más oportuno de preguntarnos ¿Estamos despiertos? ¿Mientras se acerca el momento apremiante, llevamos el liderazgo de Jesús en nuestros corazones? ¿Qué es lo que me motiva a mí más en este tiempo litúrgico? ¿Adornar a tope todos los rincones de la casa, gastar y gastar, la embriaguez, la codicia? ¿Qué es lo que realmente me pide Dios? mira que estamos advertidos, despertad, vigilad que se acerca el gran día, mantente alerta… es la continua llamada del profeta.

¿Y Juan Bautista?

Éste hermanos viene a ser el último de los profetas y que resume en su persona y en su palabra toda la historia anterior en el momento en que este alcanza su cumplimiento. En él se encarna sin duda alguna el espíritu de adviento ya que él es el signo de la intervención de Dios en su pueblo. De hecho es el precursor del Mesías que tiene  sobre sí la gran misión de preparar el camino del  Señor (Is 40:3), de anunciar a Israel el conocimiento de la salvación (Lc 1,77-78) y, ante todo y sobre todo, de señalar a Cristo ya presente en medio de su pueblo (Jn 1,29-34). Éste será el heraldo del desierto <<prepara el camino>>. Es el momento de afrontar todo lo que nos estorba en esta preparación de la venida de Cristo para que así la palabra encuentre morada en nosotros.

¿Y la Virgen Nazarena?

A mí personalmente me encanta y me hace experimentar de una manera muy especial mi relación con María este tiempo litúrgico. ¿Se pueden imaginar el por qué? Por ser el único tiempo litúrgico que pone en relación y cooperación a María en el misterio de la redención. En el adviento, la venida del Señor está especialmente vinculada a aquella joven nazarena, la humilde sierva y la primera discípula y cristiana. Es aquella que supo decir desde su pequeñez <<Fíat>>. Y para ello celebraremos la solemnidad de la  Inmaculada Concepción en la que esta joven es presentada como el prototipo de la humanidad redimida, ella es el fruto más esplendido de la venida redentora de Cristo. A esta nazarena quiso Dios que fuese <<el comienzo e imagen de la iglesia, esposa de Cristo llena de juventud y de limpia hermosura>> (pref. María Inmaculada).

María está siempre presente en el misterio de la redención aunque sea solo una figura en el trasfondo del misterio. María es la gran creyente que <<medita todas estas cosas en su corazón>>. María medita y contempla cómo lo divino se fusionará con lo humano en su pequeño seno y se estremece ante gran bondad, y humildemente guarda y protege viviendo ese misterio que sería la salvación del mundo entero. ¡Gracias Madre! María es la imagen del cristiano ante el rostro de Dios.

María es la figura por la que llega la justicia de Dios para los pobres dela tierra. María la primera criatura que canta el honor a Dios, una jovencita nazarena que ora con su pueblo y por su pueblo, la siempre virgen que perteneció a Dios en primer lugar y principalmente consagrada a la venida de su Hijo. María la apasionada, la entregada, la entusiasta. La reina por la que Dios derramará su gracia sobre la tierra. ¿Y cómo no? será la primera a la que resultará difícil comprender a ese Niño Divino que reine desde un pesebre y una cruz, pero también y mucho más es la primera que dice <<hágase en mí tu palabra, aquí está la esclava del Señor>> Ella será la primera en dejarse llevar por ese Dios que reina desde su seno y ella también será la primera de tomar la clara conciencia de cómo Dios en su infinita misericordia se ha fijado en la humillación de su pueblo en el seno de este mundo. A partir de aquí María comprenderá muy bien su misión, el arca elegida, la amada por Dios para que a través de ella la eterna luz amanezca al mundo entero y la salvación llegue a todos los rincones del mundo. Ella nos invita constantemente en este adviento a llevar la antorcha de la encarnación es decir de la palabra hecha carne, de Dios con nosotros a todo el mundo, en medio de la gente porque allí precisamente es donde se encuentra Dios.

¿Y José, hijo de David, parece no decir nada de él?
 Bien, de José se habla poco pero aun así no deja de ser un ejemplo excepcional. José hijo de David es desposado con María, pero no viven juntos y lo peor de todo María se encuentra embarazada por el Espíritu Santo. ¡Bendito santo! esto seguro le sonó a chino. ¡Es obra de Dios! En este desconcierto, después de pasarlo lo peor que se podía pasar aquel alma bendita, decide una cosa, menos mala, cuidadosamente y bien planeada << repudiarla en secreto>>. ¿Qué hace José? salva a María de ser humillada públicamente y apedreada junto a su hijo, tampoco la destierra del pueblo y de la vida común que esto podía ser otra opción de él. ¡No! José herido al fondo de su corazón salva a esta doncella, él seguramente reconoce el daño supuestamente que existe en su corazón pero es demasiado amable, un alma justa. Pero su planes son frustrados por un sueño sencillo y directo << José no tengas reparo en llevarte a María tu mujer…dará a luz un Hijo…y le pondrá por nombre Emmanuel>>. José es así hecho participe del plan de Dios y debe de someterse a su santa voluntad. ¡Gracias a ti José el niño Jesús, tuvo una morada segura! Y ¡gracias a ti por aceptar el anuncio del ángel, el niño nacerá y la liberación se hará realidad para aquellos que abrirán sus corazones a Dios como tú! A través de José aprendemos sobre todo de la escucha y de tomar una buena y responsable decisión de cual- quier cosa que pensáramos realizar, siempre a favor de la dignidad humana y de la vida.

Pues hermanos como veis, el Dios del Adviento es el mismo Dios de la historia, el Dios que vino en plenitud para salvar al hombre en su Hijo amado; Jesús. Aquel a quien como recitábamos en la oración del año de la misericordia recién cerrado <<revela el rostro del Padre, el rostro visible del Dios invisible>>. El adviento lo podemos definir como el tiempo de venidas, existen muchas maneras en las que Dios viene a nosotros. Está la venida de Cristo en la plenitud de los tiempos, está también la venida de Dios al mundo en el nacimiento de Cristo Dios y hombre, existe otra venida de la palabra que escuchamos a menudo y que continuamente entra en nuestros corazones entorpecidos por el pecado, también hay está la venida que todos deseamos que llegará algún día, la de la justicia y la paz. Como veis, hay muchas venidas, el Adviento-Navidad es esa intensa preparación y celebración de la venida de Dios hecho hombre entre nosotros. En este tiempo la iglesia que somos todos nosotros anhelamos ardientemente y esperamos vigilantes este retorno glorioso de Dios que viene a llevar acabo su promesa en su Hijo amado, Jesús.

Este tiempo litúrgico nos viene a recordar que a todos, Dios nos ha destinado a la salvación y que es en la historia de cada día  donde se realizan casi pasando desapercibidas estas promesas de salvación de Dios. Durante nuestro larga peregrinación en esta tierra vivimos pues el “ya si” de la  promesa cumplida en la venida de Cristo y “el todavía no” de su actuación en nosotros y de su total manifestación con el retorno glorioso del Señor como Juez y Salvador.

El adviento por lo tanto recordándonos de la venida de Cristo en profundidad, nos recuerda al mismo tiempo el compromiso cristiano misionero de la iglesia y de cada uno en particular. Nuestra misión será anunciar la Buena noticia a todos, un anuncio que se basa en el misterio de la venida de Cristo, un anuncio que lleva en si la redención. Y para ello estamos pues llamados a la vigilancia y a la gozosa espera que conlleva la conversión.

Ahora hermanos <<vemos como en un espejo>> pero llegará el día en que lo veremos tal cual es, en que lo veremos y lo contemplaremos cara cara, sin ningún veo que cubra nuestra mirada.
 Mientras llegue el día no cesaremos hermanos de decir:


<<Maranatha, ven Señor Jesús>>, ven a reinar en mi corazón, ven y te ofreceré una morada pobre pero esperanzada, ven Señor porque <<los que esperan en ti no quedan defraudados>>